No voy a ser yo el que eche flores al gobierno bipartito de la Xunta. Mi habitual desprecio por el PSOE (y aún más por el PSdG) se une a lo hartísimo que estoy de los nacionalistas enrollados que son más de lo mismo, pero en versión original.
Sin embargo, hay comportamientos que marcan una diferencia con la anterior etapa caciquil del PP, que dejó esta tierra sumida en la barbarie. Cualquiera que tuviera dinero y buenas amistades con los de la gaviota (decir lo uno era decir lo otro, al revés no necesariamente) podía hacer el chalet donde le apeteciera, poner la nave industrial donde le viniera en gana, y destruir todo lo que quisiera destruir, contaminar, urbanizar si con ello podía sacar beneficio.
El Partido Popular trata a los empresarios como unos padres descuidados a un hijo malcriado: no saben decir que NO. Todo lo que da dinero le ponen el letrero de progreso y tira pa'lante.
Sin un modelo de ordenación del territorio, donde era de sobra sabido que para construir tu chalet nadie te pedía papel ninguno, los pueblos gallegos se han esparcido con grave daño a los valores paisajísticos. En Galicia uno no sabe lo que es pueblo, lo que es monte, y lo que es tierra de labor. Todo se confunde y todo está hecho una mierda.
En el litoral el ataque fue mucho más profesional: los madrileños querían poder ver el mar desde su dúplex, y los gallegos tenían que ofrecérselo. Resultado: las Rías Bajas llenas de horteradas con ventanas. Cuando ya no quedó cinta de costa por cementar, pusieron la vista en las Rías Altas: Viveiro, Foz...el desastre.
Los parques eólicos se multiplicaban sin atender a cuestiones medioambientales o de mero rendimiento. Las concesiones se vendían a amigos del PP, que especulaban con ellas revendiendo la potencia contratada sin haber puesto ni un sólo aerogenerador.
Y por fin, a la noticia que quería presentar:
La Xunta ha rechazado la apertura de 16 canteras por considerar que suponían un daño para ecosistemas protegidos.
Esta noticia sería inimaginable con el gobierno popular, que no sólo jamás se opondrían a nada que pudiera suponer dinero, sino que expropiarían si ello fuera necesario. Y por si fuera poco con las canteras que por el lado leonés o gallego amenazan la falda de la sierra de Peña Trevinca, aún quieren hacer un despropósito de estación de esquí en la cima.
Sólo recordar que a poca distancia de las canteras y en medio de lo que sería una de las pistas de esquí, se encuentra el Teixedal de Casaio. Un bosque de tejos del Terciario único en Europa, una excepcional joya biológica que está amenazada por las numerosas louseiras, canteras de pizarra que cada vez van avanzando monte arriba hacia la cumbre de Trevinca.
Y si no son las louseiras o la estación de esquí, será un incendio el que dé la puntilla a este rinconcito. También es mala suerte para un bosque, mantenerse durante cientos de miles de años para desaparecer en una noche. Un palurdo con un mechero, pagado por alguien a quien le moleste que ese bosque esté ahí, y adiós tejos. Los intereses con la estación de esquí son fuertes en toda la comarca y vienen de lejos; los empresarios de la pizarra son los reyes de la zona, y nada se les niega.
Quizá sea este mismo verano.
13 de mayo de 2007
Decir NO a tiempo
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3 comentarios:
Espero que tus predicciones sean tan falsas como las de "Rappel" y el teixedal siga dónde está, aunque las canteras cada vez se acerquen más como pudimos comprobar.
En cambio es alentador ver una noticia como la que mencionas. Quizás no sea demasiado tarde para que haya cambios.
Una de las canteras amenazaba la laguna de Antela. La inexistente laguna de Antela, pero bueno (fue desecada en la dictadura para plantar patatas).
Iba a poner fotos nuestras, pero me dió pereza. Me encantaría rogar a la gente que fueran por esa carretera, que subieran el puerto de Trevinca, y que vieran lo que están haciendo.
Tú no necesitas creerme, estabas conmigo y lo viste. La mayoría del que lea esto no me creería si lo describiese y pensaría que soy un exagerado. Así que, por favor: no me creáis. Id, y vedlo con vuestros propios ojos.
Ops!
Perdón lobita, que escribí con tu nombre.
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