26 de diciembre de 2008

Ciudadanía y nacionalidad

La precisión en el lenguaje es muy importante. Tanto más cuanto tratamos temas complejos en los que existe una acendrada controversia.

En todas las disciplinas del saber existe un caudal léxico propio, de términos de significado unívoco, necesarios para transmitir y avanzar en el conocimiento sin caer en equívocos que empantanen el discurso.

Por poner un ejemplo, el término tensión tiene múltiples significados. Sin embargo, si estamos en el ámbito de la mecánica, la tensión se define como el cociente de la fuerza con la que resiste la estructura interna de un material a un esfuerzo entre la unidad de superficie. Su unidad en el SI es N/m2 o, más frecuentemente, N/cm2.

Si nos vamos al campo de la electricidad, tensión eléctrica es algo completamente distinto, y se define con la misma precisión (diferencia de energía potencial eléctrica entre dos puntos).

Sin embargo, al tratar de política, todo vale. La política es también una ciencia, una de las ciencias sociales que versa sobre las relaciones sociales que permiten el gobierno de una comunidad.

Para empezar a debatir sobre ello, deberían clarificarse los términos que le son propios, para poder usarlos sin ambivalencias. Lejos de ello, y con el concurso de la RAE, existe una enorme confusión entre los significados de estado, nación, patria, país...

Unos dicen que España es una nación. Otros, que Galicia es una nación. Hay quien, templando gaitas, admite las dos posibilidades, mientras que la mayoría cree que son excluyentes.

Bien. Pero...¿Qué es una nación? Necesitamos una definición comunmente aceptada del significado del término "nación". Entonces y sólo entonces podremos debatir si tal o cual entidad política responde a esa definición, sin caer en el absurdo.

Ese consenso, a día de hoy, no existe.

Para no caer en ese error de principio, he intentado al hablar del tema empezar con algo parecido a lo que hacíamos en los problemas de matemáticas: Sea X tal y cual. Defino gamma como esto y lo otro. Llamo Z(x) a tal función... Y a partir de ahí desarrollabas el problema.

Ahora voy a hacer lo mismo con dos términos que a menudo se confunden: ciudadanía y nacionalidad.

Hay que tener en cuenta que este no es un problema baladí. Las confusiones, en política, son utilizadas por políticos (que no hacen política, es decir, ciencia; sólo son charlatanes sin cultura) para defender aquellas posiciones que les convienen, apelando a visceralidades en vez de construir un discurso lógico coherente.

Será por ello que ahora escribo en el teclado de un ordenador, mientras que padecemos un sistema político vetusto y mal equilibrado. No se puede progresar en una disciplina científica si no tenemos las herramientas. Y la principal, es el lenguaje. Es como el bisturí del cirujano: tiene que estar afilado, o hacemos una carnicería.

Tampoco se puede progresar, cuando el interés de los profesionales de la política es que no se progrese.

Pues bien, vamos allá. Defino ciudadanía como la condición de ciudadano. Esto es, ciudadanía se define como la posibilidad del individuo de participar en el gobierno de una sociedad. Para mí, ciudadano es todo aquel que habita de forma estable en una sociedad.

Ha de notarse que si no existe democracia, no existen ciudadanos, pues nadie tiene derechos políticos. Existen súbditos, metecos, esclavos, vasallos o como queramos llamarles, pero no ciudadanos.


Si yo voy de visita unos días a, pongamos por ejemplo, León; no por ello soy ciudadano leonés. Mi presencia en León es ocasional. Si hubiera, el día que estoy visitando León, elecciones municipales, no se me debería permitir votar, ya que ni conozco ni comparto las circunstancias de la vida pública leonesa. Yo no soy ciudadano leonés.

La ciudadanía leonesa la tendrá, por lo tanto, aquellos vecinos que residan habitualmente en León, que paseen por sus calles, compren en sus comercios, trabajen en sus empresas. Aquellos que vivan, en resumen, en León. Esos serán los que tendrán los derechos de ciudadanía leonesa (que en nuestra democracia representativa, se ven limitados a elegir cada cuatro años los miembros del consistorio, pero en una Democracia, significaría implicarse en el gobierno del municipio, aprobar o vetar ordenanzas, cuentas públicas o cargos).

Parece evidente que, para ser ciudadano leonés, no tiene nada que ver el hecho de haber nacido en León. Yo he nacido en Madriz, vivido en la capital casi toda mi vida, pero desde hace ya varios años he escogido tener mi residencia fuera de la contaminación y las aglomeraciones. Yo ya no soy ciudadano madrileño. No participo de la sociedad madrileña, no convivo con los madrileños. Y sin embargo, sigo pudiendo votar en las elecciones municipales y autonómicas de Madriz. Absurdo.

Por el contrario, existen inmigrantes que, de forma estable en el tiempo, viven en Madriz y no tienen derecho a elegir sus representantes en el gobierno de su ciudad. Habitantes que no tienen la condición de ciudadanos, que se ven privados de sus derechos políticos: otra forma de explotación.

Yo no puedo votar en Pontemierda, villa donde resido. Sin embargo, las personas con las que convivo no son madrileños, sino pontevedreses. La cartera, el pescadero, el compañero del gimnasio, la vecina cotilla del 5º, la preciosa china del bazar de la esquina...vivo en una una sociedad concreta, pero no puedo participar en su gobierno. Lo mío no es grave, ya que es por desidia que no quiero cambiar el empadronamiento. Sin embargo, en el caso de la carita de porcelana y pelo negro, no podría aunque quisiera. Al menos, los cinco primeros años. Esto es una injusticia.

Pero bueno, al menos, queda bastante claro que ciudadanía es una propiedad legal, por la cual el habitante de una determinada demarcación administrativa (municipio, comunidad autónoma, estado o supra-estado) adquiere derechos políticos.

En ello nada tiene que ver el lugar de nacimiento, ni mucho menos la cultura de la que participe, etnia a la que pertenezca o color de la piel del sujeto. Sino sólo el hecho de residir habitualmente en un territorio (así como Fernando Alondo o Dani Pedrosa son ingleses, ya que tienen la residencia habitual en ese país, no tanto por disfrutar de los derechos políticos que ser ciudadano inglés confiere, sino más bien por disfrutar de aquellas obligaciones administrativas que lleva parejas: una menor presión fiscal).


Ahora vamos con el segundo concepto: la nacionalidad.

Con este término se define la pertenencia a una nación. Y estamos en las mismas ¿qué es nación? Yo defino nación como una sociedad, con un patrimonio natural determinado y diferenciado, que se reconoce como tal.

De tal forma, Galicia sí que sería una nación, ya que cumpliría la definición, mientras que España no es una nación, ni un país, sino un estado.

Puede haber haber estados que sean coincidentes con un país, como por ejemplo Portugal. Estados que comprendan dos naciones, como valones y flamencos en el Estado Belga. Por supuesto, puede haber naciones sin estado, como el pueblo kurdo. Y estados que han nacido de arracimar naciones mediante guerras y tratados: la inmensa mayoría de los europeos. En algunos casos, la política homogeneizadora del estado ha logrado difuminar esas diferencias culturales, forzando al resto de países bajo su ley a aceptar una aculturación, más o menos forzada o aceptada.

Normalmente, se impone la cultura del centro de poder. En el caso de francia, se impuso la variante dialectal de la Lengua de Oïl que se hablaba en la región de Île-de-France (Paris), que con el tiempo fue conocido como francés, o lengua de todo el Estado francés. Este proceso de aniquilación cultural (una lengua es parte esencial de una identidad cultural, es el vehículo que sirve para transmitir los conocimientos y que muestra una forma particular de percibir el mundo) de lenguas que, aunque mayoritarias (como el occitano), no coincidían con la lengua del poder, está en el caso francés casi consumado. Occitano, gascón, bretón, sardo, vasco...son prácticamente lenguas muertas, reliquias que ahora que ya no presentan amenaza ninguna para la hegemonía del francés, son puestas en las vitrinas de un museo a mayor gloria de la "riqueza cultural" de la France.

En el Estado Español, "gracias" a que la universalidad de la educación no fue considerada como un objetivo importante hasta tiempos recientes, el proceso de uniformización en torno a la cultura del poder no está tan avanzado como en el país vecino. La lengua que se ha impuesto como lengua de todo el Estado es la lengua propia de la corte, de la Capital: el castellano. El castellano se ha impuesto como la medida de todas las cosas, mientras que el resto de lenguas han ido desapareciendo o viéndose relegadas a una situación de diglosia que amenaza su continuidad.

Sólo aquellas sociedades que se han reconocido a sí mismas como diferenciadas, con una cultura propia que debía ser perpetuada, han podido preservar su lengua.

Pero quizá me he adelantado. Retrocedamos unos pasos. Hablaba de nacionalidad, que es la propiedad de pertenencia a una nación. Si ciudadanía era la pertenencia a un Estado, un concepto político-legal, la nacionalidad es un concepto sociocultural, de pertenencia a una determinada etnia o cultura.

Así como ciudadano de la CAV es todo aquel que fije su residencia dentro de los límites administrativos de las provincias de Araba, Bizkaia y Guipuzkoa...la nacionalidad vasca la tendrá aquel que participe del acervo cultural vasco.

Una cultura es aquel conjunto de ideas que un grupo de personas tienen en común. Por ejemplo, la lengua. Por poner otro ejemplo, la gastronomía. La idiosincrasia de una sociedad, la forma de relacionarse, los gustos estéticos, la cultura musical... Luego, todo ese conjunto de conocimientos compartidos son individualizados por cada persona.

Siguiendo con el ejemplo: si yo como madrileño cambio mi residencia y me empadrono en Galicia, soy ciudadano gallego, y puedo votar en las elecciones municipales y autonómicas gallegas. Es justo, ya que participo en esa sociedad. Pero en otro orden de cosas, nada más llegar a Galicia, e independientemente de mi certificado de empadronamiento, si no soy capaz de hablar en gallego, si no he oído hablar de la Santa Compaña, ni atino a tararear una alborada, ni sé qué coño es un magosto, ni qué carallo se perdió a la gente en San Andrés de Teixido...es decir, si no participo de ese cúmulo de conocimiientos comunes que es la cultura gallega, no puedo decir que mi nacionalidad sea gallega.

No formo parte de la comunidad cultural gallega, a pesar de que formo parte, con todo derecho, de la división administrativa llamada Galicia.

Aquí compre hacer algunas precisiones.

De nuevo, igual que en el caso anterior, no tiene nada que ver el lugar de nacimiento. Yo tengo un par de amigos que nacieron en Alemania y que no tienen ni puta idea de alemán: hijos de emigrantes, volvieron a Galicia con pocos años, alguno meses.

¿La vaca es de donde nace, o de donde pace? Pues tampoco de donde pace, ya que no somos plantas que dependamos de las condiciones edafológicas para desarrollarnos. Por poner un ejemplo más claro. En algunas ciudades de Galicia: El Ferrol del Caudillo, (L)a Coruña, Pontemierda...puedes escuchar a ciertas personas hablar con un acento castellano más puro que pudiera tenerlo yo. Ni atisbo, ni el menor resquicio de galleguidad que les pudiera delatar.

Nacer en un territorio no implica, ni mucho menos, participar de la cultura que teóricamente es mayoritaria de ese territorio.

Para ejemplificar este tema cogeré dos pueblos nómadas: los gitanos y los hebreos. Israel ha estado donde había un grupo de judíos, así como los gitanos han preservado su especifidad cultural independientemente del territorio por el que transitaran en ese momento.

Asturias, y ya me acerco más al origen de este ladrillo, no es tal pedazo de tierra, delimitado por unas fronteras más o menos arbitrarias. Asturias es la tierra de los asturianos, de la gente que posee, que participa, que vive inmersa en la cultura asturiana. Allá donde la cultura preponderante sea la asturiana, llegarán los límites de Asturias.

Como las culturas son permeables, y muestran gradaciones y matices con las culturas vecinas, es absurdo pretender establecer fronteras definidas a las naciones. Puedes trazar una línea en el mapa como mero convencionalismo con fines administrativos, pero no puedes pretender que esa línea sea razón ninguna de nada, ni muro de contención para un fluido tan sutil como la cultura, el mundo de las ideas.

Efectivamente, el medio natural influye en el modelado de una cultura. De las brumas de los bosques galaicos surgió una religiosidad popular plagada de ánimas, trasnos, fadas y aparecidos. De las alucinaciones provocadas por el ardiente sol del desierto sirio, nació el monoteísmo semita

La religión es, con la lengua, uno de los rasgos étnicos más importantes, y que aportan más información sobre el carácter de la sociedad (construimos nuestros Dioses a nuestra imagen y semejanza).

Pero esta cultura, que se ve influenciada en su nacimiento por su entorno, se expande y ocupa otras tierras; pues la cultura no es de las piedras, sino de las personas. Un árbol, un risco, un río, un animal...no pueden ser asturianos. Asturianos sólo pueden ser las personas, que participan de esa cultura.


Eso sí, como hemos dicho la cultura es individualizada por cada persona (no somos sólo producto de una cultura, hijos de una patria). En toda persona conviven varias culturas, varios conjuntos de saberes que, participados en mayor o menor medida por el individuo, son el tamiz por el cual percibe el mundo.

Por ejemplo, mi cultura predominante es la castellana, variedad bicho de ciudad. Sin embargo, también participo de la cultura propia de la sociedad que me alberga, la gallega. La manchega, por influencia materna, tampoco me es ajena. Soy portugués cuando saco fotos de las azinheiras del Alentejo. También soy algo francés cuando veo una película de Toornier en versión original, participo del alma rusa por mi pasión por su literatura, un poco turco cuando cocino unas berenjenas rebozadas, y mi corazón se vuelve negro cuando escucho a Ismael Lö o Touré Kunda.

No existe, por poner un ejemplo, un vasco puro de boina atornillada. En puridad, no existen vascos, gallegos, andaluces...sino personas que participan, en mayor o menor medida, de esas culturas.

Lo que seguro que no existen son españoles, pues no hay una cultura que sea común a todo el Estado español.

Que una persona participe de varias culturas permite que su pensamiento sea más rico, más complejo y completo. Permite pensar en absoluto y no quedarse limitado, determinado, por la visión del mundo de una tribu en particular.

El enorme tesoro que supone participar de varias culturas, es diametralmente opuesto a la dilución de esas culturas en una amalgama informe y gris. El triunfo del imperialismo capitalista y su "revolución cultural" amenaza con destruir las particularidades culturales de todas las sociedades, poniendo en su lugar una sub-cultura de plástico, promovida por la industria del entretenimiento.

No habrá muchos niños asturianos que no sepan quien es Harry Potter. Sin embargo, ya pocos sabrán quién es el Nuberu.

¿Qué diferencia cultural existe ya entre un niño gallego y valenciano, ucraniano o brasileño? Todos rechazan su cultura para abrazar la sub-cultura pop. Estamos creando una única nación de frikis.

Friki = persona que sitúa su referente cultural en la realidad ficticia creada por la industria del ocio (discográficas, estudios de cine, videojuegos). Se puede considerar a estas personas un subproducto, un residuo de la sociedad de consumo. Sin. Gilipollas, pringao.

Todos iguales, adoctrinados por la televisión, nuestra niñera. Adorando al supremo Dios, el Dinero. Gracias a él, tenemos acceso a nuestra dosis de placer en forma de películas o videojuegos. Lo que el Ministrillo viene en llamar "cultura".

El planeta soñado por el capitalismo, donde la cultura universal sea la de Shakira, Papa Noël y Star Wars. Donde no haya más diferencias que entre los que prefieren Bones u Hospital Central. Todos hermanados en la estupidez.


¿Y a qué venía todo esto? Tengo en el coche una cinta de Gatos del Fornu, y según la escuchaba me daba cuenta que, dentro de unos años, ya no habrá quien comprenda su letra.



La sociedad asturiana es, en su conjunto, resueltamente españolista. Si visitas Asturias no puedes dejar de toparte con cajas de "Letizias", pero sólo algún viejo escucharás hablar en bable.



El asturiano medio lucha por desembarazarse de su patrimonio cultural para asimilarse a la cultura castellana. Hablar en castellano es el progreso, mejor aún el inglés. El bable es el atraso, cosa del pasado, algo de los viejos y los pueblos. Está muy bien, para guardarlo tras las vitrinas de un museo etnográfico; una curiosidad cultural.

Mientras los padres vascos se esfuerzan en hablar a sus hijos en vasco, en asturias se esfuerzan en "hablarles bien", en castellano. Curiosamente, las personas que más se esfuerzan en enterrar su cultura, adoptando la mayoritaria, ajena, son los que no dominan ni una ni otra.

En Pontemierda el ejemplo es frecuente: evitan emplear el gallego, pero no son capaces de hablar correctamente el castellano. Del inglés, mejor ni hablar.

Una lástima. Cuando un niño escuche esa canción y no sea capaz de saber lo que dice, habrá perdido el derecho a llamarse asturiano. Como si su madre lo ha parido en la misma ermita de Covadonga. Cuando la cultura asturiana sea sólo una anécdota, un tipismo en los libros, podremos decir que Asturias ha muerto. Seguirá habiendo una división administrativa que se llamará "Principado de Asturias", pero ya no habrá Asturias, la tierra de los asturianos. Serán castellanos, por cuanto emplean su idioma. Serán españoles, que es lo mismo que decir no ser nada, pues no es una nacionalidad ya que no tiene cultura asociada (es una ciudadanía). Para rellenar ese vacío, adoptarán la cultura de la hamburguesa. Como aquí, como en todo el mundo.

Un saludo a todos los asturianos que luchan porque su cultura se perpetúe. Mi desprecio a la clase política asturiana, que hacen todo lo posible para que el bable se convierta, en unas pocas generaciones, en una lengua muerta. Con su "apoyo" a la lengua asturiana, ya queda poco para que logren su objetivo.

10 comentarios:

Mendiño dijo...

Hai en Palacios seis brañas,
unas l.luenxe, outras cerca,
las de Fanales, Pedrosu,
L.lourinas ya'l Campu Cuevas.

Degol.lada, Fontel.lada,
con hestorias ya l.liendas;
nuna del.las foi mia mama
a los nueve años brañera.

El trabachu yera duru
pa brañeiros ya brañeras,
pero ail.lí faían bail.le
ya xugaban a las prendas.

Los mocinos a los bolos,
los viechos faían madreñas,
las viechas contaban cuentos
ya romances de las guerras.

Qué guapa yera la Salga
cona grandona foguera,
cómu prestaba bail.lare
tous alredore d'el.la.

Cuandu asomaban al pueblu
todas xuntas las brañeras
cantaban guapos cantares
que retumbiaban nas penas.

Ya los mocinos glachaban
los ixuxús con potencia,
güei nun hai tanta al.legría
comu nestoncias hubiera.

Las cabanas que tenían
el teitu de pacha viecha
van cayendu poucu a poucu,
pero las de l.lousa quedan.

Güei a la xente d'anguanu
danos muita, muita pena
de vere cómu s'acaba
lo que los nuesos fixeran.


La letra de la canción es de Eva González Fernández, una escritora de Palacios de Sil (León).

Recuerdo que el leonés es, con el mirandés, una variante dialectal de un mismo idioma: el astur-leonés, cuya área de influencia llegaba hasta Zamora, Burgos, Miranda do Douro...

ganerantz dijo...

Este debate me parece de lo mas interesante, pero como bien dices por ahi, inacabable.

Total: que pertenecemos a todas y ninguna nacion a la vez. O mejor dicho, pertenecemos a la que se nos pone en los cojones. O mejor, no pertenecemos a una nacion, sino que practicamos su cultura. O participamos. O consumimos. Pero se puede decir por esto que se pertenece a ella?

Por cierto, en la otra entrada de "España no existe" dices "Nación es un país que se reconoce como tal y logra la soberanía. Esto es, nación es todo pueblo autogobernado (democrático)..." lo que choca con lo dicho en este, pues nacion se entiende como "sociedad, con un patrimonio natural determinado y diferenciado, que se reconoce como tal" pero que no necesariamente goza de soberania o autogobierno... no?

:-)

A cuidarse.

Mendiño dijo...

Sí, es cierto, Ganerantz.

Es que estoy dudando cómo definir "nación", para que no coincida con la definición de "país". Así tendré dos herramientas distintas para referirme a algo diferente. De nada me sirve tener dos destornilladores, de estrella, del mismo tamaño. ;)

Al fin y al cabo, intento recoger el uso más frecuente de ese término. Nación suele hacer referencia a un pueblo soberano. Pero también a un pueblo que se reconoce como tal aunque no tenga una soberanía completa.

Por poner un ejemplo, Galicia. Sí que tiene una limitada soberanía, pues puede decidir sobre parte de sus asuntos. Esta no es completa, pero tampoco los ciudadanos españoles tienen plena soberanía, cuando las cuestiones más importantes se deciden en Bruselas...o en Washington.

Por eso he cambiado la definición de nación. Un pueblo que dice: "eh, estamos aquí, existimos, no somos una parte indiferenciada de un todo, tenemos entidad propia!". Eso, podría ser la definición de una nación. Independientemente de que hasta qué punto el pueblo participe en el gobierno (sinceramente, el pueblo cada vez es menos soberano, tengas un Estado detrás o no; los que ponen y quitan rey no se someten a elección ninguna).

Y país seria toda sociedad culturalmente diferenciada, haya general convencimiento en sus habitantes de que lo son, o no. Por ejemplo, según esta definición: Portugal es una nación, un país (toda nación es un país) y un Estado.

Galicia es una nación y un país, y tiene un estructura de gobierno asociada (que no llega a Estado).

Asturias es un país, pero no una nación, o por lo menos la mayoría de sus habitantes no lo considera una nación.

Date cuenta que se trata de proponer unas definiciones, y ver cómo se ajustan a cada caso en concreto. Podrían valer cualesquiera otras definiciones, pero lo importante es proponer unas que alcancen un consenso general, para clarificar el lenguaje.

Si cuando yo digo "mesa" me refiero a una tabla con cuatro patas donde se ponen los platos. Y otro entiende por "mesa" una tabla menor, con cuatro patas y un respaldo, que sirve para aposentar el culo...pues no vamos a entendernos. Las palabras son sólo signos, pero para que sirvan para algo, su significado ha de ser compartido. Si no, estamos jugando a las charadas.


Sobre lo que dices de pertenencia a una nación...no creo que pertenezcamos a nadie ni a nada. En todo caso, una cultura nos pertenece, cuando la aprehendemos.

Es que nación, país, patria, se ha usado tantas veces para justificar el crimen, y mandar a jóvenes a matar a otros jóvenes...

Nación, país, son sólo palabras. Palabras que sólo deberían ser empleadas por gente docta para calificar, en el ámbito académico, las sociedades. No deberían salir del ámbito del estudio, y mucho menos deberían ser pronunciadas por políticos, esos seres ignorantes y berzotas.

Mira, para que veas la diferencia. Digamos que cultura es el mínimo común múltiplo de una sociedad. Imagínate personas que son el 564, el 987, el 450. Todos tienen en común el que son divisibles entre 3. Pero luego, cada uno, entre dos, entre cinco...o otra vez entre tres.

Decía Hoebel que "Una cultura es siempre impulsada y manifestada por un grupo, porque ningún individuo conoce o exhibe nunca todos los rasgos de cualquier cultura."

Cultura es el conjunto imaginario que hacemos de saberes que son comunes a un grupo social. Y tanto el conjunto "cultura", como el conjunto "grupo" tienen una cierta arbitrariedad en su elección.

Por eso, convertir los países, naciones o patrias putas en algo absoluto, y pretender que justifiquen el asesinato...es absurdo. Porque los países, culturas, patrias, naciones eternas...son sólo ideas. No existen. No tienen existencia real, sólo existen cuando alguien las piensa. Como el dinero, como Dios, como los fantasmas.

Las personas, sí que existen. Aunque alguien deje de pensar en mí, ¡no desaparezco! Somos entidades de un nivel superior. Estamos por encima de naciones, patrias, Dios, dinero y demás invenciones de nuestro cerebro primate.

A decir verdad, una brizna de hierba, un cacho de estiércol, ya es una entidad superior a la "Naçom Galega", "Euskal Herría", o la "Sacra, Indivisible y Heroica Patria Española". Más que nada porque la brizna de hierba tiene una existencia real. Y, de paso, es bella.

Si al final, todo se reduce a aquello que cantaba el Evaristo:
No veo crecer países,
por ninguna parte.

Cultura se puede definir como el conjunto de respuestas que el hombre aporta frente a un medio que lo estimula. Y pueblo, el conjunto de personas que comparten esa cultura.

Pero como hemos visto que en las sociedades modernas no hay nadie que participe de una sola cultura, el concepto pueblo se hace cada vez más arbitrario, se difumina.

De tal forma que definir países y naciones, hoy en día, es algo bastante vaporoso, no deja de ser un convencionalismo para el estudio de las sociedades.

Las fronteras políticas, por supuesto, no significan nada. La división en provincias durante la regencia de María Cristina fue una excrecencia arbitraria y no menos la creación sobre ellas de las Comunidades Autónomas en la Transición.

Por poner un ejemplo, imagínate que somos dos etnólogos marcianos que queremos estudiar un grupo de población. Usamos la cordillera de los Pirineos como límite arbitrario (no tan arbitrario, pues los Pirineos suponen una frontera natural, aunque no fue tal en los pirineos navarros y gerundenses).

Pero bueno, por algún lado hay que cortar. Y estudiamos la sociedad de la Península Ibérica. Yo puedo proponer la división en tradiciones culturales: aquí percibo la galaico-portuguesa, la astur-leonesa, la tradición vasca, la aragonesa, catalana, castellana, extremeña y andaluza. Yo, sabio marciano, propongo que usemos estos subconjuntos para nuestro análisis.

Pero tú, que eres aún más sabio y no menos marciano, me propones otra división, más sustancial. Compruebas que existen diferentes etnias en ese territorio, y que cada una tienen unas costumbres y sus diferentes. Existe una etnia que vive en el campo, que usa un utillaje similar y vive una vida pareja. Existe también una etnia que vive en la periferia de las ciudades, que realiza los trabajos peor remunerados, que tiene una cultura del ocio más o menos parecida, las mismas espectativas e ilusiones. Existe también una etnia dominante, menos numerosa, que tienen una cultura muy diferente, se comportan de otra forma, incluso hablan de forma diferente. Parecen entenderse a la perfección con los de su misma tribu, aunque sean de lugares muy distintos, y su incomunicación con los individuos de otras tribus es total.

No olvidemos que el intento de estos dos etnólogos marcianos, como científicos que son, es describir la realidad. Cuál de las dos divisiones nos es más útil, describe mejor la realidad, crea grupos más homogéneos para su mejor estudio?

Pues eso. Y se podrían hacer más clasificaciones. Y se podrían mover los límites, y subdividir...

Tomarse la puta fronterita que divide Asturias y León en serio es absurdo, como demuestra la anciana poetisa. Como la que separa Euskadi, Nafarroa o Lapurdi. Cataluña del Roselló o de Castelló. O poner la frontera en el Río Minho.

Como divisiones administrativas, bueno, pues vale. Pero que de ahí se desprenda ninguna conclusión del estilo: tú eres francés y yo español, estúpido. Porque los dos pueden participar de la misma cultura vasca, y, sobre todo y por encima de todo, son personas con un caudal cultural único, con afán de universalidad.

Anónimo dijo...

Sobre tu definición de nación.
[Un pueblo que dice: "eh, estamos aquí, existimos, no somos una parte indiferenciada de un todo, tenemos entidad propia!"]
- Esto también lo pueden afirmar, en mayor o menor medida, los ciudadanos de muchos municipios, aldeas, barrios, familias, grupos de amigos, grupos de anti-algo, grupos pro-algo, asociaciones de todo tipo (ricos, pobres, miserables, alfareros, funcionarios(A, B, C, D, E), etc,

Por otra parte me parece muy bien que trates de razonar, y compartirlo con los demás, un acercamiento a lo que significan estas palabras o conceptos.

Mendiño dijo...

Si se que lo que yo digo no va a solucionar nada. Simplemente trato de reflexionar en voz alta, para intentar aclarar un poco los conceptos. Como los políticos juegan a la ceremonia de la confusión...

Ver a un político usar conceptos como país, patria, nación, pueblo (ya no te digo nada con raza, religión...) es como ver a un idiota usando un pie de rey (un calibre) como si fuese una llave inglesa (se parecen).

Sobre lo que cuentas, es que también tienes una parte de razón. Una región o un pueblo también tienen unos rasgos culturales que les son propios. Por ejemplo, en un pueblo pueden dar tal nombre a tal planta, y en el pueblo de al lado llamarla de otra forma.

Estas son variedades regionales que enriquecen una cultura, y que presentan todas las culturas que están vivas.

La cultura es un mosaico, pero no todos los ciudadanos tenemos todas las teselas a la vez. Tendrás unas teselas que coincidan con el corpus general de una cultura, y que te identifican como partícipe de esa cultura. Luego, tendrás teselas de colores propios de tu zona, de tu pueblo. Y además, tendrás unas teselas que te son propias, tuyas, que te diferencian del resto.

Por poner un ejemplo, un rasgo cultural como es la gastronomía. En Galicia hay un dulce típico que son las filloas. Luego, hay diferencia entre la forma de hacerlas, la gente de costa, con caldo, y la gente de interior, con sangre. Y luego, está la iniciativa de cada uno, que echa a las filloas más o menos azúcar, o leche, o las fríe con mantequilla o aceite. O puede que las haga al modo de la costa, siendo de Ourense. O puede que no le salga de los cojones comer filloas, porque al fin y al cabo no estamos (absolutamente) determinados por la cultura en la que participamos.

Sin embargo, el resto de ejemplos que pones, familia, grupos de amigos, una peña de furbo...no pueden considerarse, de ningún modo, realidades nacionales, pues no tienen una cultura diferenciada asociada.

Más o menos es lo mismo que por lo que digo que España no es un país (y por lo tanto, no es una nación), pues no tiene un patrimonio cultural que les sea propio, sólo la suma de sus partes, de las naciones y países de las que se compone el Estado español.

Anónimo dijo...

Hola de nuevo mendigo.
En general estoy bastante de acuerdo contigo.
Ya se que he exagerado algo, pero es que a mí me gusta mucho utilizar esa variante de demostración que se llama "elevación al absurdo".
Yo creo que España sí tiene un patrimonio cultural propio y diferenciado. Si la excusa es que no todos, o muchos de sus ciudadanos no comparten partes de su cultura, entonces no existe cultura diferenciada alguna.
Yo soy y me siento español, especialmente cuando salgo al extranjero. Sin embargo, en muchas cosas me siento más identificado con los noruegos, o con los estadounidenses o con los tibetanos, etc. He vivido en varias comunidades autónomas y sí encuentro una forma de entender la vida parecida en todas ellas, incluso la que no me gusta.
Es curioso que casi toda mi vida me he sentido ciudadano del mundo y no creía en el patriotismo, y menos aún en el patrioterismo.
Sin embargo, el auge de los distintos nacionalismos españoles me ha empujado a sentirme cada vez más español.
Yo soy el primero que me desespero con muchos de los defectos que tenemos los españoles, como el poco gusto por la ciencia o las cosas bien hechas, con calidad, respetando al cliente, etc. Pero todos los países tienen defectos. Lo que habría que valorar es donde se siente uno más cómodo.

Mendiño dijo...

Hola Zahorin! Es un placer tenerte por aquí.

Una cosa, el nombre no es elevación sino reducción al absurdo. Y sí, también es una técnica que a mí me gusta usar, una buena forma de poner a prueba una teoría.

Dices que España tiene un patrimonio cultural propio y diferenciado. Bien. Dime. Espero ansioso.

Si quieres, te pongo la plantilla.

Cultura propia de la sociedad gallega.
Idioma: gallego
Gastronomía: polbo a feira, filloas, lacón con grelos, raxo, botelo, androlla...
Arquitectura: preeminencia de la piedra. Con fallado, lareira, salgadoiro... Construcciones auxiliares como hórreos o muíños. Uso de teja o lousa.
Música: muiñeiras, alalás, alboradas... destaca el uso de la gaita.
Mitología: Santa Compaña, aparecidos, lobishomes, trasnos...
Religiosidad: politeísta y mágica, cristianizada por un proceso sincrético en santos, santas, vírgenes y milagros.
...
Y así, con el resto de rasgos culturales de un pueblo.

Galicia es un país, porque tiene un sustrato cultural común.

Ahora, tu turno. ¿Cuáles son los rasgos culturales propios de la cultura española?

¿El castellano? No es el idioma propio de buena parte de los españoles.
¿Las corridas de toros? Aquí no existe esa tradición.
¿Las migas? ¿El gazpacho? ¿La horchata? Aquí casi nadie conoce esos platos.
La religiosidad de Castilla nada tiene que ver con cómo se vive la religión en Galicia, a pesar de estar ambos bajo el mismo nombre.
Aquí no se conoce la construcción en adobe, y menos aún se jalbiegan las casas.

¿En qué se parece la cultura gallega a la de otros pueblos del Estado español? En el blanco de los ojos. En cosas tan generales que lo mismo podrían servir para emparejar a un gallego con un tunecino.

De hecho, existe mayor similitud entre la cultura gallega y otros pueblos atlánticos que no pertenecen al Estado español, como portugueses (es la misma cultura), irlandeses o bretones.


Es tu turno. Te toca desgranar las características de la "cultura española".

Mendiño dijo...

Por cierto, hablas de sentimientos.

Yo espero que tú te sientas bien. Pero entiende que, sobre sentimientos, yo no puedo razonar. Yo estoy hablando de rasgos culturales.

Que la propaganda de la Monarquía española hayan conseguido que te identifiques con una bandera que no tiene nada detrás, pues estupendo. Como si te sientes del Betis, o del Villarreal. Como si me dices que estás enamorado de fulanita, que te gusta el color azul, o que te gusta la comida con mucha sal.

Entiende que sobre gustos, pasiones y preferencias, no se puede discutir. Seamos medianamente serios y sigamos tratando de cosas racionales, que lo estás haciendo francamente bien.

Un saludo!

ganerantz dijo...

Medigo y Zahorin. Yo veo el argumento de los dos, pero como decia mendigo no se donde, las culturas puras ya no existen, ahora somos una amalgama de la leche.

Yo cuando viajo por la peninsula claro que veo rasgos comunes... pero si voy de Madrid a Londres, tambien!! En esta aldea global, acabamos haciendo lo mismo aqui que 2000 kilometros mas arriba. Y es una pena.

Luchemos pues por la diversidad cultural. Si no el viajar va a dejar de tener sentido.

Salu2.

Mendiño dijo...

Ya, si al fin y al cabo, todo esto se reduce, en la práctica, a nada.

No es lo mismo que me sitúe en la Plaza de Zocodover en Toledo, que en la Praza do Ferro, en Ourense. Uno se da cuenta en seguida. O en la parte vieja de un pueblo andaluz o asturiano. No es lo mismo, es evidente.

Sin embargo, si me vendan los ojos y me llevan a los barrios nuevos del extrarradio, no sabría distinguir si estoy en Cuenca o en Zaragoza, en Arles, en Cork o en Torino.

Bueno, en estos últimos casos, siempre servirían de pista el idioma de los letreros de las calles.

A mi me meten en un pub, y no sé en qué lugar del mundo me encuentro, pues más o menos se escucha la misma música (de mierda).

Y así...

No sólo se está perdiendo diversidad biológica en el mundo, también diversidad cultural.

Nos espera un mundo más uniforme, monótono, pobre y aburrido. Plantaciones de soja transgénica y spanglish.