Asesinato Justo

Según venía de hacer la compra, me topo en una rotonda con el anuncio de esta película. Asesinato justo, es el título. Y debe ser famosa, porque a pesar de lo papanatas que soy sobre actores y directores del momento, Al Pacino y Robert de Niro me suenan.

Lo primero que he pensado, es que sería la desafortunada traducción al castellano de un título algo más inteligente, en inglés. Acabo de ponerme a comprobarlo: Righteous kill.

Como kill todos sabemos lo que significa, y ya es triste que sea una de las palabras más conocidas del inglés, me puse a buscar el calificativo que la acompaña. Me sonaba, pero no tenía una idea precisa. Leamos:

righteous
1: acting in accord with divine or moral law : free from guilt or sin
2 a: morally right or justifiable (a righteous decision)
b: arising from an outraged sense of justice or morality (righteous indignation)
3 slang : genuine , excellent

Efectivamente, la traducción al castellano sería justo, recto, correcto, agradable a Dios.
Si lo traducimos del slang, sería: Un crimen de puta madre.

Bueno, el Mendiguiño no quiere pasar por un pacato ni un mixiriqueiro. Por ello, propongo otros títulos de películas que se pueden rodar.

Bomba-lapa conveniente
¿Suena bien, eh?


Otro aún mejor:
Violación justificada


Incluso podemos superarlo:
Tortura necesaria
Ostia, ¡qué buena película haría Tarantino con ese nombre!


No lo entiendo. Si fuera el anuncio de una película porno, con hombres y mujeres follando, ese cartel habría tardado media hora en ser retirado, ante las airadas protestas de la ciudadanía escandalizada (los niños suelen ser la coartada en este caso). En cambio, en este caso, el mismo título de la película es una justificación del asesinato, y la gente lo asume como algo natural.

¿Acaso no es la misma consigna que siguieron los asesinos del brigada Luis Conde? Asesinato justo.
¿No es la idea que tenían en mente aquellos que volaron Atocha? Un crimen de acuerdo a la moral divina.
La misma que llevó a los marines a invadir Iraq: Libertad duradera.
La misma idea que viajaba en el Dragon Rapide aquel verano del 36...

¿Tan embrutecidos estamos ya, que admitimos las tesis de los mayores criminales?




Seguimos:
Según la doctrina del Tribunal de Excepción, es suficiente el hecho de que en EHAK y ANV existan miembros que en su día lo fueron de Batasuna, para concluir que AHAK y ANV deben ser ilegalizados como así fue Batasuna.

Bien. Estupendo.

Si esa es la doctrina, si esos son los principios de la Audiencia Nacional, aplíquense de forma universal, como ha de ser la Justicia: en diversos partidos españoles existen militantes que en su día lo fueron de partidos y organizaciones fascistas. Muy especialmente del Partido Popular, que cuenta como Presidente de Honor a un ministro franquista, sobre el que pesa la sospecha de ser el responsable último de varios asesinatos, cometidos por las fuerzas de represión política fascistas siendo él su último mando.

Ilegalícese, con más razón, al Partido Popular. Por contar entre sus filas a dirigentes de la dictadura. Batasuna no condena la violencia. El Partido Popular tampoco. No sólo justifica la sublevación militar y posterior represión que causó la muerte de cientos de miles de españoles (¿o es que sólo ellos son españoles?), sino que también justificó, defendió y promovió la invasión de Iraq, acto de guerra infame que lleva causadas más de medio millón de muertes en ese país.

Pídasele al Partido Popular que se retracte. Que condene la invasión de Iraq. Que se avergüence de las mentiras que difundieron para justificarlo.

Pídasele asímismo que condene el golpe de Estado del 36, la represión, los crímenes del fascismo, la dictadura.

Y si no, la Audiencia Nacional debería proceder a ilegalizarlo, así como ha hecho con Batasuna, EHAK y ANV.

Los principios, así como la Justicia, han de ser universales. Si cambiamos de principios según sea el sujeto a juzgar, esos principios, esa justicia, no vale nada. Es un puro instrumento de opresión, del que tiene el poder, contra los demás. Una mascarada, una payasada, una farsa.




Hablando de partidos e ilegalizaciones: la Audiencia Nacional sigue sin ilegalizar (ni hay visos de que lo haga) partidos políticos fascistas, que promueven el odio y la violencia contra...bueno, contra todo el mundo que no sea como ellos.



La violencia fascista ha provocado más muertes en los últimos diez años que la violencia del terrorismo etarra. Sin embargo, cuando ETA mata a alguien se hacen funerales de Estado y se pone a rastrear a toda la policía...mientras que con las agresiones neonazis, el suceso no pasa de una anécdota en los diarios locales. Una paliza a una pareja de homosexuales ni siquiera merece una reseña (si son punkis, mendigos o inmigrantes aparecerá como una reyerta entre bandas, cargando la culpa sobre la víctima). Mientras tanto, si queman un cajero en Arrasate, aparece en todos los telenoticieros y, si pillan al que lo hizo (o pillan a quien sea y se lo encasquetan), acaba cumpliendo condenas de diez o veinte años.

Y es lógico que así sea. Pues verdaderamente Democracia Nacional, así como el resto de partidos fascistas (España 2000, JONS...) representan verdaderamente el sentir del zafio medio español. Lo que pasa es que le da vergüenza reconocerlo, y vota a partidos que, teniendo la misma base ideológica, lo disimulan.




Los españoles primero.

Repetimos: ¿Acaso la idea que subyace en este cartel no es la misma que se nos vende como única posible? ¡Por supuesto que los españoles primero!
Todos queremos que gane la selección española. Y miles de animales salieron a celebrar el que un grupo de millonarios desconocidos y totalmente ajenos a ellos y a su mundo habían ganado una serie de partidos. ¿Por qué? Porque son españoles.

A mi el fútbol no me interesa, y afortunadamente la selección española de rugby es tan mala que no hay nadie que dé la paliza con ella (la masculina, porque la femenina sí que suele estar entre las mejores).

Pero me gusta el motociclismo, desde muy niño. Y tenía que "ir" con Crivillé, aunque me pareciera el ser más soso del planeta. Cuando a mí me gustaba Rainey y su elegancia encima de la moto.

Ahora tengo que alegrarme cuando Pedrosa gana, cuando no lo soporto. En cambio me ha de ser indiferente que gane el Capi (Loris Capirossi), que me cae bastante mejor, y llevo disfrutando de su conducción desde que corría en 125cc.

Tengo que reírle las estupideces al niñato malcriado de Jorge Lorenzo. ¿Por qué? Porque da la casualidad que su madre lo ha traído al mundo a no muchos kilómetros del lugar donde mi madre me trajo.

¡Qué casualidad! ¡Igual que otros cincuenta millones de españoles! De hecho, Lorenzo es mayorquín. Un lisboeta e incluso muchos franceses y algún marroquí han venido al mundo a menos kilómetros que Jorge Lorenzo.

Pero no, he de alegrarme de sus éxitos porque es español. Y yo soy español. ¿Y? Pues eso, que los españoles, primero.

Supongo que para alguien de Democracia Nacional debe ser muy evidente, pero a mi, el nacer en el mismo Estado no hace que tenga que sentir especial simpatía o preferencia. De hecho hay personas que viviendo en mi mismo Estado, las desprecio profundamente: por ejemplo, los españoles que militan en Democracia Nacional.

Es más, es que hay personas que viven en mi misma ciudad, e incluso en mi misma comunidad de vecinos, que me producen una repugnancia insuperable. ¿Tengo que tener en mayor estima a un pontevedrés que a un conquense?

No entiendo, porque si yo soy de Villatripas de arriba, tengo que ir a tirar piedras a los de Villatripas de abajo. Sobre todo si a lo mejor en Villatripas de abajo es donde tengo a un buen amigo. Y sobre todo porque, a excepción de ese amigo, en el resto del pueblo hay paletos exactamente iguales a los de mi pueblo.

El nacionalismo excluyente, grosero, palurdo, que se da por hecho en cada competición deportiva, como algo evidente, es algo que a mi me pasma. Todo el mundo entiende algo que yo no alcanzo a comprender. ¿Seré yo tonto?

Por cierto: quizá el piloto que mejor me caía ha sido el fallecido Daijiro Katoh. Curiosamente un piloto que nació casi en las antípodas, en una cultura absolutamente diferente a la mía. De origen humilde, era el único que no era un bocazas. Vivía para su mujer, su hijo pequeño, y para montar en moto, para lo que tenía un talento natural (había carreras en las que con su 250cc sacaba mejores vueltas rápidas que casi el resto de pilotos...de 500cc).

Su personalidad introvertida, reservada, me resultaba francamente simpática. Y más viniendo de un piloto profesional, mucho más siendo campeón del mundo.

Dejó su vida en la chicane de Suzuka. Aunque no debería lamentarlo tanto como si hubiera sido un español. Es un extranjero al fin y al cabo, no es "de los nuestros".



Se supone que por tener la piel oscura y los ojos rasgados, y hablar en algo absolutamente incomprensible para mí, debiera importarme menos. Debiera sentirme más próximo del repugnante Fonsi, que no sólo es español, sino también madrileño, como yo.

Y una mierda.

Una persona es algo más que el pigmento de la piel, o las facciones. O el formato de documentación de identidad, como sugería la apestosa nazionalista Rosa Díez en su campaña electoral.

Por encima del color de mi piel, del de mis cabellos o el de mis ojos. Por encima de ser español, madrileño, europeo. Todos ello son accidentes que no dicen nada de mi. Por encima de todo ello soy una persona. Y busco personas que, por encima de las diferencias raciales o culturales, me causen respeto y admiración: esos son mis amigos.


Edito:


Este cartel ha sido censurado en la Comunidad de Madriz. Si el de Asesinato Justo a nadie pareció molestarle, las bragas de la chica o la inclusión de la palabra "ninfómana" les ha parecido inmoral.

Interesante.

De un tiempo a esta parte, Madriz se está convirtiendo en el mayor reservorio de paletos, carcas y fascistas de las Españas. Quien te ha visto, y quien te ve. Cada vez me alegro más de haber salido de ahí, y lamento la suerte de los que se han tenido que quedar.

Madriz, ya cuando me fui, estaba cultural e intelectualmente muerta. Hay más efervescencia de ideas en una pequeña ciudad como Santiago (de Compostela), que en la gran megalópolis.

Una ciudad de funcionarios, oficinistas y tenderos. La Gran Caverna.