14 de febrero de 2007

Polos camiños da Galiça

Sempre estou berrando contra os ataques que sofre a Natureza nesta terra. Non é que non sexa certo, a Galiça está feita unha merda, entre os lumes forestais, as repoboacións con eucaliptus e piñeiros, os ríos luxados, e a costa cementada...

Sen embargo, penso que hoxe toca a de cal. Aínda quedan, na Galiça, recunchos onde o home non estragou a terra. Mellor dito...non a rematou de estragar.



A Limia, entre lusco e fusco:










O Mosteiro de Caaveiro, na metade das fragas do Eume.



















No teito de Galiça, a portela de Morena Cavada:










Pena Trevinca I, tamén chamada Pena Surbia. Pouca neve, mais un vento do demo.










Camiño do Picón:










O lago glaciar de A Baña, coa morrena glaciar aínda visíbel:










Algunhas fotos do Támega:




























A Ribeira Sacra:










O Mosteiro de Santo Estevo de Ribas de Sil, pendurado nas paredes do cañón.










As paredes chegan a ter un alto de cincocentos metros sobre o encoro:










Gustáronme as cores:










Solpor dende o alto do Rodicio:

8 comentarios:

Campu dijo...

Mendiguiño, gracias por este paseo por la Galicia rural...
Recuerdo la Ribeira Sacra con especial cariño, y la foto de San Estevo rodeado de niebla me encanta...
Hay algo más que paisaje de mar en esta tierra tan impresionante.

¿Es posible que cuelgues alguna de agua sin que ésta parezca una masa estática?...¿por qué siempre utilizas esta técnica con este tipo de imágenes?...simple curiosidad...

:)

AF dijo...

Pocas cosas hay más desesperantes que buscar y no encontrar las referencias de tu pasado. Quienes hemos nacido en Madrid hace mas de cincuenta años y nos hemos criado en esta ciudad, quienes hemos vivido todo nuestro tiempo en estas calles, sabemos lo que es buscar aquel bar, la fonda o el restaurante, la tienda de caramelos o de novelas usadas... y no encontrarlas ya. Y ver en su lugar siempre cosas nuevas, nuevas, nuevas... Malditas sean las cosas nuevas y la madre que las parió...

Me siento impotente cuando sueño con contarle a mi hijo dentro de unos años parecidas cosas a las que mi padre me contaba a mí ("mira, aquí en esta peluquería me cortaron el pelo por primera vez"; "mira, hijo, en este cine nos prometimos tu madre y yo..."), y de repente me doy cuenta de que no voy a poder, de que los recuerdos no son nada sin una geografía que los atrape y les deje descansar un ratito en ella.

Así que, Mendigo, créame si le digo que tiene usted suerte. Porque, aunque también lo hacen cada pocos años, las montañas son más difíciles de quitar; los ríos, más difíciles de desviar; las piedras se quitan, pero quedan otras...

Con un poco de suerte, a usted todavía le queda paisaje en que recordarse a sí mismo durante bastante tiempo.

Mendiño dijo...

Aps! Te refieres a las cascaditas? Bueno, queda curioso. Basta con reducir la velocidad de disparo, es muy sencillo. El único problema es que hay que usar trípode.

"Congelar" el agua al caer es mucho más sencillo...no hay que tocar nada. ;)

Pero vamos, que si te apetece, la próxima vez subo una en que se vea como cae el chorro. Aquí, a gusto de la clientela. :p

Por cierto galletita, lo puse todo bucólico pero...ni siquiera esos sitios se salvan del desastre.

Na Limia estaba a Lagoa de Antela, pero la desecaron en tiempos de Franco para poder sembrar más patatas (la desecación de lagunas era el pasatiempos preferido de su amigo Mussolini).

A Ribeira Sacra está amenazada por los incendios; además de, claro está, los embalses de Santo Estevo, San Pedro...bueno, lista interminable, porque cuando el Sil llega al Miño, lleva ya embalsado tropecientas veces, y otras tantas que le quedan.

Peña Trevinca esta hecha una puta mierda con las louseiras, tanto por el lado gallego como por el leonés (en la foto del lago de La Baña, se ven dos al fondo, por mucho que la escogí para que no cantasen). Tanto el río Truchas (leonés) como el río Casaio (orensano) bajan que da asquito de las canteras. Y encima, está la amenaza de la estación de esquí y el parque eólico.

Nas Fragas do Eume has estado. La foto está sacada para que no se vean mucho, pero los eucaliptos son omnipresentes. Además, la presa incumple en verano el caudal ecológico. Y quieren usar el Eume para rellenar el lago de la mina de As Pontes, que está ahora de actualidad.

En cuanto al Támega...snif! Un día me fui a bañar, y veo peces muertos flotando... un poco más arriba, una vespino tirada en el río. Eso, hasta Verín. Después, como va a Portugal...da realmente asco. Es un puto vertedero.

Raíña Loba dijo...

Ya tuvo que salir la de arena...

Mendiño dijo...

Uf, Lobita!

Y no sabes lo agustito que me he quedao...si no lo digo, reviento. Además...¿acaso no es cierto?



Antonio, soy un madrileño evadido. Barrio del Carmen, línea 5 (la verde). Ciertamente, me gustaba más el Madriz de cuando era niño; menos luminoso pero más humano. ¿Sabe que aún quedan algunas lecherías por la zona de la plaza de Quintana? Embutidas entre las nuevas construcciones, quedan aún algunas parcelitas, huertos, establos, en lo que hace treinta años eran los campos más allá de la M-30 y ahora es pleno corazón de la ciudad.

Pues eso, me siento muy identificado con lo que ha escrito. Y quizá señala mi problema: que soy incapaz de reconocerme en ningún sitio. En mi tierra natal, desde luego que no: está muerta. Ahora, tiene sus ventajas: toda tierra me es próxima, amo como propia la tierra que visito. Sean los severos campos de Castilla, sean los feraces bosques asturianos, los olores de la mancha, la dulce campiña francesa...

Anónimo dijo...

Mendiguiño, ¡quiero un chorrito de agua dinámico!...

Y yo también me siento identificada contigo en eso de no reconocerme en ningún sitio, y añado que reconocerme un poquito en todos los que voy visitando...admiro muchísimos tipos de paisajes naturales; el rojo arcilloso, el verde fresco de los robles, el color del trigo, de los girasoles...el negro de la pizarra...el azul del mar.

Y me resulta interesante observar también las costumbres, el comportamiento de las personas, e incluso el ruido de las grandes ciudades...

Me ha encantado la aportación de Af. Es una pena que muchas de las cosas que merecen la pena se vayan perdiendo...no hay más que ver a los niños, que ya ni juegan a la mariola...

AF dijo...

Pues sí, Mendigo, pero uno, que siempre ha pretendido ser (y ha sido, ¡qué coño!) internacionalista de pro, no puede evitar darse cuenta de que sólo se puede ser internacionalista a gusto si tienes tu propio lado al que mirar y lo reconoces. Yo, al menos, necesito el sabor agridulce de recordar un paisaje sin estar en él, para apreciar mejor el sitio en el que estoy.

Mendiño dijo...

Se puede ser internacionalista y sentir una tierra como propia, por supuesto. Es como antiglobalización y altermundialismo. Exactamente, no estoy en contra de la globalización. Sería absurdo, es un proceso imparable. Antes bien, quiere extender la lucha obrera de forma global, ya que el adversario hace ya décadas que opera sin respetar fronteras.

Hace poco ha habido un acuerdo entre los sindicatos de varias plantas de Volkswagen para no quitarse unas plantas a otras producción, mediante cesiones en los derechos laborales. Eso me parece un comienzo importantísimo, un hito en el movimiento sindical (que por desgracia a pasado desapercibido).



Campu, cariño...chorrito de agua dinámico...invítame a unas birras y te lo muestro :p

Por cierto, ¿sabías que la mariola es un entrenamiento militar? Los soldados romanos, cargados con toda la impedimenta, tenían que realizar esos saltitos dentro de los cuadrados a toda velocidad, para aumentar su destreza y coordinación, y que se acostumbraran al peso y molestias de las protecciones. Como seguro que sabes, la comba la usan sobre todo los boxeadores, y es de los ejercicios más duros.

Es curioso como luego han pasado a ser juegos "de niñas".