
Parece ser que ha habido alguien a quien no le ha gustado la imagen del Homo erectus, y en vez de hacer como hacemos el resto cuando entramos en una página que no nos interesa, que es tan fácil como salir de ella (CTRL+W, para cerrar esa pestaña), ha tenido que imponer su moral privada sobre el resto de los lectores, denunciando este humilde espacio.
Gracias a ese débil mental, ahora cada persona que quiera entrar en este espacio será molestada por un cartel que le previene de que entra en un espacio peligroso, cuyos contenidos son "dudosos". No sé a qué deficiente mental se le ha ocurrido el eufemismo: no, de ninguna parte. Esta bitácora también contiene pornografía, no es dudoso, es seguro. ¿Y?
Literalmente, es un honor que digan del contenido de mi espacio que es dudoso. Pues de la duda, científicamente aplicada, sale el conocimiento. De la certeza sin demostración, sólo el error y el fanatismo.
¿Qué peligro hay en que alguien vea una polla? ¡Las pollas no muerden! Los coños tampoco, a no ser en el universo freudiano. La respuesta del indigente mental suele ser: "Pueden entrar niños", haciendo que los menores de edad carguen con las culpas de su idiocia.
Bien, aún estoy esperando la demostración de que la visión del cuerpo humano desnudo puede provocar daño alguno a un menor. Estoy harto de ir a la playa con amigos, con sus hijos, y en ningún momento el que todos estemos desnudos supone trauma para esos niños. Antes bien, tienen un miedo menos y una visión más real de la naturaleza humana.
Muy al contrario, el verdadero daño que se produce en el desarrollo moral de un niño, es cuando se le inculca el miedo y la culpa. Cuando se le enseña que la desnudez es algo reprobable, sin explicarle el por qué (una definición de la verdad religiosa es que no necesita apoyarse en razonamientos, porque es así, porque siempre ha sido así, porque lo ha dicho Dios).
No es un niño el que se escandaliza al ver una polla enhiesta. Es el adulto, ya contaminado, con la mente deformada por la sinrazón religiosa. Y el niño percibe ese miedo, recibe la enseñanza: "eso no lo hagas", dice muy seriamente el padre. Eso es malo. "¿Pero, por qué, papá?" "¿Por qué es malo?" "Niño, no preguntes y vámonos". Acabamos de crear otro traumatizado, que pasará el testigo a sus hijos. Como los monos y la ducha fría.
Es la educación tradicionalista la que daña gravemente el desarrollo del niño, llenando de sombras y tinieblas un espacio, el de la sexualidad, que es parte inseparable de la naturaleza humana.
El odio al cuerpo, la prevención frente al sexo, el pecado, el miedo ante la desnudez...es la herencia que nos ha dejado la religión semita en nuestra cultura. La castración de las conciencias.
Por poner un ejemplo: el desenfadado trato que los pueblos americanos daban al sexo murió con la epidemia de judeocristianismo que los llevaban en el alma y que se afanaron en propagar, junto con otras enfermedades infecciosas (muchas venéreas, Santa Hipocresía).

En la imagen, cerámica en estribo mochica, culmen del naturalismo precolombino.
La pudibundez islamojudeocristiana ha segregado de los libros de Historia del Arte multitud de obras en las que el tema sexual aparece representado. Quizá la mayor conquista de este miedo patológico a la sexualidad humana se produjo con la mutilación de una de las obras cumbre del arte universal: los frescos de la Capilla Sixtina, perpetrada por el indigno Daniele da Volterra, il Braghettone.
Esa concepción enfermiza deformada del cuerpo humano y del sexo, quiere imponerse como la única posible, sin demostrar el por qué de su conveniencia. ¿Pues desde cuándo a Dios se le pide un por qué?

A la risión llega cuando los pobres prehistoriadores tienen que explicar el uso que le daban a los llamados "bastones agujereados" o "bastones de mando" (en la imagen, "bastón de mando" encontrado en la Cueva del Castillo, en Cantabria), obras cumbre de la industria ósea magdaleniense.
Desde instrumentos para enderezar azagayas ¿?¿? a cetros paleolíticos. Al pobre abate Breuil, representante de una religión patriarcal y castrante, no le cabía en la cabeza que esos instrumentos perfectamente labrados de nuestros antepasados fueran...consoladores. Unidos al cuerpo por un arnés para participar en ritos religiosos orgiásticos exclusivamente femeninos.

Mujeres sacerdotisas ataviadas de enormes consoladores, entregándose a la furia sexual para alcanzar la comunicación con la Magna Mater o Gran Diosa...excedía con mucho la capacidad, por otra parte excepcional, de interpretación del registro arqueológico del pobre curita.

Las mujeres que había conocido este desgraciado eran muy diferentes. No replicaban en misa, eran decentes y discretas (o lo disimulaban, para no sufrir la represión de la cultura patriarcal). En su mundo, el modelo de mujer era la imagen que encabeza esta entrada.

Púdica, obediente, sumisa, devota...con el coño cerrado a cal y canto y la inteligencia atrofiada. Parir y fregar platos, el ideal de mujer cristiana.
Ya es retorcido ensuciar con el pecado la sexualidad humana, algo que todos compartimos y que forma parte de nuestras vidas. Tener que cubrirnos "las vergüenzas", porque la desnudez es pecaminosa, e incita desórdenes concupiscentes. Cargar con una culpa con la cual hemos nacido: nuestra naturaleza sexuada. Una religión que reprime la sexualidad provoca desórdenes psicoemocionales, como los provocaría considerar como "sucio" un tono oscuro de piel. ¿Cómo evitarlo, si has nacido negro? ¿Cómo ser "puros", si hemos nacido sexuados?
Tan estúpido y retorcido como el considerar a algunos animales impuros.
Pero si es maligna la condena del sexo de las religiones abrahámicas, más injusto es el cristianismo con las mujeres, a las que pone un drôle d'exemple: la vírgen madre.
No basta con promover como agradable a Dios la fertilidad, sino la FECUNDIDAD. Pero por otra parte, deifican la integridad del himen. ¿?¿?
Haga lo que haga, la mujer está bien jodida en el cristianismo. ¿Cómo ser madre, sin perder la inocencia, la pureza? Para eso, ha de follarte una paloma.
Si la presión sobre la sexualidad masculina es enorme, la trampa que la religión pone bajo los pies de la mujer es miserable. ¡Cuánto daño, cuántas lágrimas, cuántas víctimas por instaurar el absurdo como moral pública, como ley!
Volviendo al tema. Curiosamente, en este blog se han publicado varias veces fotos de mujeres desnudas, de coños...y no ha pasado nada.
Ha tenido que aparecer una verga, y ya alguien ha decidido que el contenido de este blog es "dudoso". Cuando nada hay de dudoso en un hombre desnudo: tiene polla. Ni grande ni chica. La duda nos surgiría si llevase, castamente, pantalones. ¿Tendrá polla? ¿La tendrá grande, pequeña, bonita, fea?
Pues bien. Dedicado a la mente pueril que ha ido a chivarse a la profe...blogeeeer, que en tal blog hay una pirulillaaaaa.
Pedazo de subnormal, el pene es una parte humana como lo es la nariz o los dedos de los pies. Y una erección es una reacción natural ante un estímulo que ni tan siquiera tiene por qué ser de índole sexual. No hay maldad intrínseca en el órgano o en la función.
Gracias por imponer tu limitada y mezquina visión de la sexualidad, condenándonos al resto a soportar, como baldón, el aviso de que va a entrar en "zona peligrosa". Gracias, así me evito que entren más meapilas como tú. Gracias por molestarnos al resto. Gracias por nada, paleto.
¿Así que te ha ofendido ver una polla? Pues te vas a atragantar, pringao. Aquí van, ¡dos tazas! Y otra más, para los payasos de Blogger.
Esta serie, sacada de la página The Garden of Adam. Pornografía para mujeres de bastante buena calidad.












Y esta serie, más hacia la fotografía artística pura y dura, de Neoromantika (por cierto, las dos fotógrafas son verdaderas preciosidades).








Epílogo:

Del estupendo blog de desnudos Corps Circuits:



Hay otras páginas de fotografía de desnudos que recomiendo encarecidamente visitar, como Art Nudes (también con la vergonzante etiquetita de marras).