23 de octubre de 2007

La nación y el estado

Esta foto la saqué hace unos días, en el puente de la Hispanidad. Con esa pista, a ver si adivináis dónde fui.



Si, es una típica casona vasca, no hay duda. Efectivamente, estuve en Euskadi, lo habéis acertado.

Lo que no podéis saber es si estuve en territorio del Estado español o del État Français.

Cuando más abajo decía que España no existe (et la France non plus), no era, o no solamente, por provocar.

España es un estado, eso está claro. Pero no es un Estado que se corresponda con una nación, antes bien, es un estado supranacional. O más exactamente transnacional.

España no tiene lo que sí tiene Euskal Herria, Andalucía o Bretaña: una cultura propia, una identidad étnica y sociológica. Galiça es un conjunto, y España es un aglomerado de nacionalidades (o de partes de ellas) heterogéneas.

No es que esto sea intrínsecamente malo. Casi todos los estados están formados a partir de retales de culturas que han tratado de unificar para crear una adhesión y fidelidad al estado-nación.

Francia y su centralismo puede ser el mejor ejemplo de cómo llevar a cabo un genocidio cultural para lograr la homogeneización de varios pueblos en torno a una bandera y un idioma: el francés de Île-de-France (París), declarado única lengua oficial del reino ya en el s.XVI, dejando las demás lenguas el despectivo nombre de patois. Lenguas con mayor número de hablantes, más antigüedad y tradición oral y escrita, reducidas a la categoría de jerga de paletos ante la lengua del poder: el francés. Así, fueron consideradas como dialectos populares lenguas como el bretón, el corso, el occitano, el vasco, el gascón, el catalán, el flamenco, el alsaciano...

En España, los que tenemos unos añitos hemos estudiado en el colegio que el catalán y el vasco eran dialectos del español (me pregunto como un padre puede tener hijos más viejos que él).

Me centro en las lenguas porque son la marca más fiable de una identidad cultural. En antropología hay otras, como la religión, tipos de enterramiento, urbanismo, industria (lítica, metalúrgica)...pero son de menor aplicación hoy en día, debido a los intercambios culturales que permiten una mayor diversidad y dilución de las características étnicas.

Las culturas siguen sin ser, afortunadamente, puras. Pero siguen existiendo. Y en ellas están enraizadas las sociedades y los pueblos; pueblos formados por individuos diferentes, con un acervo cultural heterogéneo. Pero dentro de esa amalgama de ideas de todos los rincones del mundo, reconocemos una cultura común a ese grupo. Que puede expresarse desde la lengua en la que te diriges a tus padres a la forma de salir con los amigos, la nana que le cantas a tu hijo, tu preferencia por tal o cual comida. Cada persona es un mundo, pero está arraigada a un poso cultural del lugar donde vive que le condiciona en su forma de entender el mundo: eso es cultura.

(y lo dice uno que disfruta no siendo de ningún sitio y que intenta hacer suya toda tierra que conoce)

Formar grupos de personas siempre es problemático. Afortunadamente. Dentro de nosotros hay un cosmos, y buscar cosas en común es difícil hasta entre dos siameses. Sin embargo, sí que hay rasgos étnicos que podemos rastrear para intentar hacer grupos lo más homogéneos posibles. Cojamos de nuevo por simplicidad los rasgos lingüísticos.

Veamos el territorio de expansión de la lengua vasca (exactamente lo que significa Euskal Herria).



¡Carallo! Esto ya no es un rinconcito de la península, sino un buen pedazo de territorio de 20.000Km2 y tres millones de habitantes. Más que de sobra para albergar un estado viable.

Entiendo que al nacionalismo español le chirríen los dientes con sólo pensar que se una la Comunidad Autónoma Vasca a Navarra (son los valles navarros pirenáicos el origen de los pueblos vascones, y durante siglos Euskal Herria tuvo un estado llamado Reino de Navarra).

Y que decir lo que opina Sarkozy de la secesión de Iparralde...

Ahora vamos con otro ejemplo: los Països Catalans.



Una extensión de 70.000Km2 que alberga a más de 13 millones de habitantes. Como Irlanda, Bélgica, Luxemburgo y Eslovaquia juntas (¿os acordáis de la antigua Checoslovaquia?).

Podemos seguir haciendo grupos lingüísticos, como el astur-leonés (curiosa interés para separar Navarra de Euskadi y en cambio integrar a los leoneses en Castilla), o el galaico-portugués.

Esos mapas lingüísticos responden a comunidades más o menos uniformes. No es un axioma de aplicación general ni una verdad absoluta, pero muchos creemos que sería preferible la existencia de estados que respondiesen a las fronteras étnicas, para crear una Europa de los pueblos lejos de los intereses de los grandes Estados transnacionales actuales.

Nota: cualquier frontera es un convencionalismo administrativo, las culturas presentan una gradación entre ellas que, salvo en casos extremos (grandes accidentes orográficos infranqueables hasta muy poco, como océanos o cordilleras como la andina o el Himalaya) imposibilita trazar con rigor una línea que separe un pueblo de otro.

Puede sonar paradógico pero se puede ser, yo me considero al menos, independentista sin ser nacionalista. Quiero la destrucción de España (y Francia, y...) para crear estados nacionales, pero por motivos pragmáticos: parece más sencillo el autogobierno en una población que comparte una cultura común.

El nacionalismo generalmente es una forma de determinismo del individuo, adscribiéndolo a un territorio, una pérdida de la libertad e independencia personales que diluyen al ciudadano como parte de una nación.

Por eso rechazo el nacionalismo, catalán, vasco, gallego...pero dóblemente rechazo el español, porque el objeto de ese nacionalismo es una nación que NO EXISTE.

Estados que se construyeron sobre, a través de los pueblos hay muchos, casi todos. Bélgica, por nombrar un ejemplo de actualidad por la tensión entre valones y flamencos. Podría seguir con las fronteras de los países coloniales trazadas por los europeos con tiralíneas siguiendo paralelos y meridianos (Ruanda-Burnudi) y separando tribus (utus-tutsis) creando una bomba de relojería que tarde o temprano acaba por reventar (Serbios, Croatas, Eslovenos, Albano-Kosovares...¡boom Yugoslavia!).

Igualmente, hay pueblos sin estado: kurdos, leoneses, saharauis, vascos, aymaras, chechenos...

Los Estados modernos se hicieron por la razón de las armas, un Estado era aquel pedazo de tierra que un rey era capaz de conquistar y defender.

Así España ha pasado de ser ésto con el emperador Carlos:



Llegando a poseer ésto en algún momento de la historia:



A ser hoy en día ésto:



Lo que hace años era España, ahora se llama Ecuador, Argentina, Bélgica, Filipinas...o forma parte de otros Estados como EEUU, Francia, Alemania o Italia.

¿Y mañana?

Pues mañana, Dios dirá. Aunque me gustaría que lo que tenga que venir mañana, sea por la libre y democrática decisión de los ciudadanos, y no por lo que diga Dios, interpretada su voluntad por uniformados de toda calaña.

Hasta ayer los Estados se formaron con la violencia de los cañones. Espero que en adelante, los Estados se formen por la voluntad popular.

España no ha existido desde siempre. Nació en 1469 con el matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón. Nació, creció, menguó y, algún día, como todo lo que nace tendrá que morir. No pasa nada, es sólo una idea. Lo importante son las personas.



Vamos a poner un ejemplo.

Tenemos un saquito de canicas. Canicas de brillantes colores, de varios tipos de cristal, de variados tamaños. Cada canica tiene varios colores entremezclados.

Ahora vamos a agruparlas, y para ello tendremos que emplear un CRITERIO de selección.

Yo propongo agruparlas por su color preponderante. Pero no es una clasificación fácil, pues hay muchos colores y además, en las esquinas aparecen canicas de aguamarina, de colores púrpuras y anaranjados, gradaciones de colores difícilmente clasificables.

Así pues hago grupitos de canicas, pero dejo claro que hay márgen de error a la hora de hacerlos, que cada canica es un mundo y que no deja de haber cierta arbitrariedad en su elección. De mis grupitos no se puede extraer ninguna conclusión considerada como verdad universal, sino símplemente un convencionalismo para mejor cuidar de estas canicas.

Ahora llega un rey con sus cañones. Y me aparta y agarra todas las canicas que le caben en su puño. Se empeña en que todas las canicas deban reflejar su brillo. Su criterio de selección es la fuerza, la máxima arbitrariedad. Y aún por encima da nombre a ese puñado de canicas que le caben en el puño y exige que su absurda selección sea considerada como verdad absoluta, inmutable e incontrovertible. Mientras tanto, al cerrar el puño, se le van cayendo canicas.

Esa es la diferencia entre lo que yo propongo y el nacionalismo español. Por eso sostengo que España no existe.

Yo propongo un CRITERIO: estados que comprendan nacionalidades históricas. Que exista una correspondencia entre estados y pueblos, entendidos estos como aquel grupo humano que comparte una cultura común.

El nacionalismo español impone como único criterio el de los hechos consumados por la violencia de la historia. Esto es así y así hay que honrarlo. Si se aprecia que puede haber disensiones ante las diferencias sociales y culturales de los pueblos que abarca, se cubre todo con la enseña nacional y se impone a todos el idioma de la capital (y esto no sólo ha pasado en España o en Francia, también en Galicia con la normalización lingüística ocurre algo similar).

Por lo tanto: ESPAÑA NO EXISTE. Es un conjunto de ciudadanos agrupados sin ningún criterio con la razón de las armas y los matrimonios de Estado. No existe una identidad cultural española como sí que la hay canaria, asturiana o catalana. No existe idioma español. Existe el castellano, el aragonés, el catalán-valenciano-mayorquín, el gallego, el astur-leonés, el castúo y, claro, el vasco. Que estaba aquí antes que los demás llegaran traídos por las legiones.

No existe una sociedad española pues no encuentras en su población características comunes que la individualicen y distingan de sus vecinas. Tienen más en común un gallego de Tui con uno de Valença do Minho, que con un gaditano.

Existe la sociedad gallega, con unas costumbres, una cultura muy marcada que la diferencian claramente de la castellana y la hermanan con asturianos y portugueses.

Pero no existe la sociedad española. Pues no es una población con rasgos culturales ni sociológicos comunes.

Nada tiene que ver el Gazpacho con el Marmitako.

Existe, vaya si existe, el pueblo vasco. Existía antes de que Amílcar Barca o Escipión el Africano pisaran con sus sandalias la Península. Y con el interés con que veo a muchos vascos dirigirse a sus hijos en su lengua, seguirán existiendo quizá cuando el nombre de España sólo sea conocido por los amantes de la historia, entre nombres como la Tracia, la Lidia o la Cirenaica.

Que las fronteras son absurdas lo aprendí desde pequeñito: mi padre es de una aldea de la raia seca a unos pocos cientos de metros de la frontera portuguesa. Dando un paseo desde el pueblo cruzabas al otro lado en cuestión de veinte minutos. Y el otro lado era el mismo lado. Allí, en el campo, no había ninguna rayota gorda de cruces y trazos. +-+-+-+-

Era la misma tierra, que los conejos y jabalíes cruzaban con libertad. Cuando llegabas a la aldea de enfrente, era la misma gente, la misma lengua (portugués galleguizado, gallego portuguesizado) las mismas miserias y la misma forma de ganarse la vida y la misma forma de sobrellevarla. Diferencias había cuando se acababan las vacaciones y teníamos que volver a Madriz. Sin cruzar ninguna +-+-+-+- pasaba a vivir en un mundo distinto, casi otro planeta. La gente vestía diferente, hablaba diferente y se preocupaba de cosas diferentes.

Cuando cojo un mapa topográfico (una de mis aficciones) veo que una línea altimétrica corresponde con una elevación del terreno, cuando se aprietan hay una pendiente (gradiente de altura). Un cuadradito rojo es una casa, una sinuosa línea azul, un río. ¿Pero esa serie de cruces y rayas? No aparece por ningún lado en el paisaje! Es mentira! Sólo está, como los dioses, las hadas y los fantasmas, en la cabeza de la gente. Es un convencionalismo, una entelequia, una realidad contingente.

Una brizna de hierba, una chicharra, el piojo de un perro son realidades de orden superior a las de Dios, la patria o el dinero. ¡Tienen existen real! ¡Tiene más sentido matar por defender una seta del campo que matar por cualquiera de esos fantasmas!

Si desapareciera de un plumazo el género humano, desaparecerían con ella las fronteras, los dioses, los tipos de interés...pero permanecería la cafetera que ahora está humeando en la cocina, permanecería este teclado que aporreo, quedaría mi gatita eso si, desconsolada. Quedaría el humilde guijarro y la inmensa montaña. Quedaría el cielo, pero no Dios.

Porque son realidades que existen, independientemente que no haya nadie para pensarlas. Son realidades necesarias.

España puede ser o puede no ser. Puede ser así o asá, según nos convenga. Es una realidad contingente.

Todas las fronteras son una mentira pero las que contienen el batiburrillo español son, además, absurdas.

Canicas reunidas sin más criterio que la fuerza de las armas y la costumbre, eso es España.

Luego:

ESPAÑA NO EXISTE

Q.E.D


P.S: Por cierto, la foto de la cabecera está sacada en un pueblo llamado Saint Étienne de Baïgorry, en Zuberoa, dentro del Estado Francés.

11 comentarios:

wenmusic dijo...

¡Plas, plas, plas! Un post muy elaborado y de bella factura. Necesaria continuación del escueto "Mensaje Navideño".

Raíña Loba dijo...

Nunca dejas de asombrarme ;)

isidro dijo...

Quod erat demonstrandum, como queriamos demostrar. Me has recordado una clase de Análisis. Muy elaborada demostración.

Te doy la razón y discrepo en opinión.

Es verdad que España como tal es una invención. Pero puede ser tan buena como los derechos humanos o tan mala como el despotismo ilustrado. Y ojo, lo digo sintiendome andalú y no español.

Sobre el independentismo... me cuesta entenderlo. Lo veo como intentar poner más barreras de las que ya existen. Por mi, por poner, que se unan Portugal y España. Me parece fantastico que allá multi-culturalidad dentro de un mismo país (aunque sea inventado).

No obstante, es una opinión. Igual que también creo que si la mayoria de un pueblo quiere independizarse, debería poder hacerlo. Negarse a los referéndum es lo más antidemocrático que se me ocurre (o casi).

Son opiniones, entiendeme ;-)

isidro dijo...

Perdona, me quedó un poco larga la explicación.

Mendiño dijo...

Wen, en mensaje navideño tenía prisa que me iba de viaje, y lo único que hice fue rescatar la banderita española de otro hilo, nada escueto (ya me vas conociendo) en el que venía a decir más o menos lo mismo que en éste, sólo que con otro enfoque.

El hilo era éste:
España no existe

Isidro, de larga nada. Para largos, mis ladrillazos. Es un placer leerte.

Yo en la uni usaba las siglas castellanas: CQD, la verdad es que te quedas de la ostia cuando después de clavar una demostración, pones la guinda pensando...¡ahí va esa! ¡que se joda el puto catedrático, que esta vez no me carga! ;)

Sobre tu idea de lo que sería preferible es diferente a la mía. Pero mira, lo importante es que ni tú ni yo nos vamos a subir a la parra por defender un modelo de Estado.

A tí te gustaría una unidad ibérica (que nunca en la historia existió, los Pirineos son permeables). Yo preferiría estados-nación más pequeños, para que no hubiera cuatro estados grandotes que mangoneasen en Europa. Preferiría estados más pequeños, más próximos, más homogéneos y con menos aparato.

¿Qué es lo mejor, lo tuyo o lo mío? Pues depende. Tampoco estoy yo muy seguro de que lo mío fuera a funcionar mejor que lo que tú propones. Habría que hablarlo, pensarlo, analizarlo. Tendría sus pros y sus contras.

Lo que quiero, al fin y al cabo, expresar...es que España es sólo un instrumento del que nos servimos para gobernarnos. Si sirve bien, y si no, a paseo.

Es como mi comunidad de vecinos, me da igual que se considere comunidad a los de mi portal, a los de todo el edificio, o a los de toda la manzana. Son límites administrativos, que tendrán sus pros y sus contras.

En cuanto a las fronteras...

Yo me he pasado una semana haciendo un pespunte por la frontera pirenaica y, la verdad, ni me he enterado. ¿Qué más da que Despeñaperros esté la frontera de la Comunidad Andaluza o del Estado Andaluz? Son límites administrativos. Tiene algunas consecuencias por las diferentes legislaciones y administraciones y poco más. Y esa diferencia las hay sea Comunidad Autónoma o Estado independiente.

Vamos, que ni me mato por defender la unidad de España, ni me rompo la cabeza por pedir la independencia da Galiça (pongo por caso). Por sí mismas, ni la unidad ni la independencia solucionan una mierda.

Ya estoy harto de escuchar el coñazo victimista de los nacionalistas, que achacan todos los problemas de su nación a ser una colonia sojuzgada y oprimida por Madriz. Independencia, de puta madre. ¿Pero independencia para qué? Porque si es para establecer una monarquía gallega con don Manuel I de Iribarne, pues casi mejor que no.

Pues eso, son opiniones.

Dejando a un lado la necedaz patriotera, se puede hablar civilizadamente de qué es lo más conveniente para los ciudadanos que son, a la postre, los importantes.

Pues se hicieron los estados para servir al hombre, y no el hombre para servir a los estados. El hombre es su creador (igual que de Dios, de los fantasmas y de los tipos de interés)y sobre ellos manda.

Y ahora discúlpame tú a mi, porque cuando cojo un teclado tengo más peligro que el Dr.Bacterio con el Quimicefa.

XD

Anónimo dijo...

Me deleite con tu primer España no existe y esta noche has puesto la guinda. A mí me educaron en el internacionalismo y en la abolición de las fronteras, pero el tiempo me ha demostrado que se puede ser internacionalista y a la vez reclamar los derechos perdidos por la fuerza de los cañones. Nací en Castilla, y jamás renegaré de mis orígenes, pero me he criado en Euskadi y si me preguntan a quien quiero más, si a papá o a mamá, mi respuesta sería inmediata. Cada vez entiendo más a los independentistas . Entre un nacionalismo/patriotismo liberador y un nacionalismo/patriotismo opresor, mis simpatías están decantadas. Tambien soy partidario que la nueva conformación de estados debe ser el resultado de un deseo popular. Estoy dispuesto a discutir con quien sea necesario quien es el objeto de soberanía en cada caso. Tú lo has dejado muy claro en tu apunte.

Anónimo dijo...

"Me llena de orgullo y satisfacción... bla bla bla"

Como siempre, expones una crítica y dura realidad para algunos, dando razones reales y evidentes: felicitaciones.

Una cosa si tengo clara: el contexto socio-cultural en el que naces, te crias o vives, te influye en tu forma de ser y personalidad, y la conclusión que saco es que no sería la misma persona si hubiese nacido y criado, por ejemplo, en Aragón.

Me gusta la diversidad de lenguas que atribuyes como "idiomas", ya que hay que ser claros: el "valenciano", "asturiano" y "andaluz", no son "idiomas" propios, sino dialectos, al menos el lenguaje actual, al margen de como fuere en antaño. Por cierto disculpa mi ignorancia.., cuál es el "castúo"?

Si España existe, su definición sería: "diversidad de naciones con sus respectivas culturas que adquieren en su totalidad el nombre del susodicho".
Vamos, que el concepto de "homogeneidad española" y "la figura de un español" no existen.
Una especie de EEUU, una union de estados federales quizás sería lo más apropiado para esta "España".

Tambien me quedo con ese apunte de: "¿Pero independencia para qué? Porque si es para establecer una monarquía gallega con don Manuel I de Iribarne, pues casi mejor que no."
Con este ejemplo es con el que discrepo con mi viejo, todo un nacionalista gallego acérrimo, incluso por encima de su ideología "izquierdista".

Saludos y disculpad mi sermón :S.

Mendiño dijo...

El castúo (extremeño), así como el mirandés (Miranda do Douro, en la frontera con Salamanca) y el montañés (Cantabria) son dialectos del astur-leonés.

L'asturianu (o bable o leonés...) es un idioma, como lo es el gallego o el castellano. Tiene unas peculiaridades sintácticas, fonéticas...que lo convierten en lengua diferenciada de sus vecinas. Otra cosa es que no tenga reconocimiento oficial, debido a que los votantes asturianos no lo reclaman en su mayoría.

Sólo los idiomas de regiones con un fuerte sustrato nacionalista han podido conservarse (respaldo institucional). El asturiano está al borde de la extinción y el leonés probablemente esté al otro lado de ese borde.

De hecho, el mismo gallego no tiene ni mucho menos su futuro asegurado (liches a enquisa sobre o número de falantes como primeira língoa? do 60% ó 20% en 15 anos. Os mozos case que non o falan. Se non se fai nada urxente, en duas décadas o galego pode considerarse como unha língoa morta.

El valenciano es la denominación que recibe el catalán en valencia. Son variedades dialectales del mismo idioma, al igual que el mallorquín, el aranés...

No es una lengua aparte (como pretenden los que ni en pintura quieren ver a Valencia unida a Cataluña) porque sólo posee unas pequeñas diferencias en el léxico. Como las que puede haber entre uno de Muros y otro de Celanova, por ejemplo.

Compara dos textos (yo lo hice, para salir de dudas), uno en valenciano, otro en catalán, y verás lo que te digo: son casi idénticos. Eso, por el contrario, no ocurre con el asturiano, que tú le llamas dialecto. Dialecto de quién?!?

El andaluz sí que es un dialecto del castellano. En tiempos, andalucía hablaba en lenguas mozárabes, romance escrito con caracteres árabes (aljamía). De aquello ya sólo quedan los restos, sobre todo en la fonética.

Y me quedan el aragonés, también una lengua hablada en el Norte de Aragón (Huesca y parte de Zaragoza).


José Luis, yo soy castellano (casi toda mi vida he vivido en la capi), hijo de castellana y gallego. Amo el castellano porque es mi lengua, pero no quiero imponer por mi conveniencia y comodidad que el resto de españoles la empleen.

Es tan absurdo que un niño gallego tenga que aprender forzosamente el castellano como que un niño castellano tenga que aprender gallego en la escuela. Que aprendan en su lengua materna y, luego, si quieren conocer otros idiomas para comunicarse fuera de su país...pues castellano, inglés, francés...

Al fin y al cabo, el castellano es una lengua extranjera para un niño galegofalante, más que, por ejemplo, el portugués.

Esa es la dificultad, que Castilla reconozca que es sólo una parte de España, no el modelo a seguir por el resto de pueblos que la integran. Su lengua es sólo su (mi) lengua, sin querer que sea la de todo el Estado.

Porque si se empeñan en que España=Castilla, está bien claro que ésto no es Castilla y, por lo tanto, no es España.

isidro dijo...

Buena lección de filología.

Esto me recuerda un poco al Principe de Maquiavelo:

Si un principe (gobernante), quiere durar en su puesto, en un región que ha conquistado por las armas o por pactos, le será más facil si comparte la misma cultura. Siendo por ello peligroso para la empresa diferencias entre idioma o costumbres.

Y es verdad.

Anónimo dijo...

Por qué hay una parte de Aragón agregada a unos ¿paises catalanes?, venga hombre... si España, para ti, es una invención que son los ppcc? "Aragón, Aragón, Desperta Ferro" (Grito Almogavar en la guerra), "por San Jorge" (Patrón de Aragón desde el siglo XIII) ¿Cómo hay gente que viene a estas alturas a decir que una parte de ARAGÓN se tiene que desmembrar del Gran Aragón, Reino y Corona, Conquistador y Legislador propio y libre de invasión hasta Felipe II, con estirpe propia de Reyes apellidados De Aragón, (Jaime De Aragón por ejemplo, conquistador de Mallorca) como pueden venir ahora a decir que las comarcas de levante de Aragón son suyas, que ya no son nuestras... cómo pueden inventarse historias y razones que no son reales, cómo pueden fijar su nacionalismo inventando en un idioma como el aragonés oriental tan parecido al catalan como el portugues al gallego, como pueden venir a Aragón, con lo que significa esa palabra en la Historia, cómo pueden tener la desvergüenza y la cara dura...

Mendiño dijo...

Jejeje

Gracias anónimo. con tu intervención me has permitido demostrar que la historia da argumentos para defender unas fronteras u otras, diferentes concepciones nacionales, culturas que se superponen a lo largo de los siglos.

Ni tienes razón ni la dejas de tener. De hecho, el Condado de Barcelona fue parte del Reino de Aragón durante siglos.

Con tu intervención ha quedado claro que Aragón EXISTE. Es una nacionalidad diferenciada de las otras que conformaban España hasta la introducción de los Decretos de Nueva Planta por Felipe de Anjou (primer Borbón, nos lo impusieron los franceses y con ellos seguimos).

Gracias, por demostrar (quizá sin desearlo) que una cosa son países y otra estados. Que España es un estado pero de ninguna forma un país. Y también que ningún país tiene unas fronteras definidas, pues las sociedades son afortunadamente permeables y establecen entre ambas un mestizaje. Cualquier proceso de trazar fronteras ha de ser en el fondo arbitrario y meramente administrativo, sin que de esas fronteras se pueda extraer ninguna conclusión o derecho.