11 de enero de 2007

Naturaleza muerta



La afición de los pueblerinos a tratar el campo como un inmenso vertedero en el cual desprenderse de aquello que no nos sirve llega aquí en Galicia a extremos artísticos.

¿A quién coño se le ocurre tirar un bidé en la cuneta de un camino? Pues eso, a un palurdo. Conste que esta foto la saqué al poco de encontrarme en el mismo camino dos cajas de "Estrella Galicia" tiradas por el suelo (vacías, naturalmente) y poco antes de toparme con un caldero de esos en los que se hace la comida de los cerdos.

Lo de ponerlo en mitad del camino fueron ganas de joder al paisano para que se bajase del 4x4 y se molestara en quitarlo (si el bidé no era suyo, sería de su vecino), pero luego pensé que la idea no sería mala. Que la tierra vomitara toda la basura que le echamos, y que lo hiciera encima, delante de nuestra propia casa.

Sería interesante que el ayuntamiento de turno limpiase los cauces, las cunetas, los terraplenes, etc de toda la basura que los paisanos arrojan, la metiera en camiones y la descargase en mitad de la plaza mayor, para que cada quien pudiera reconocer su televisor viejo, su lavadora estropeada, los neumáticos o la batería de su coche.

Galicia, Paraíso Natural. ¡Y un cojón!

Adeus ríos, adeus fontes, adeus regatos pequenos...

Éste es el aspecto que suele tener un regato gallego en las cercanías de una aldea:



Entre el paisano que es un cerdo, y el concello de turno que ni da facilidades para la recogida de basuras, escombros, muebles y electrodomésticos viejos, y que tampoco cree que entre dentro de sus competencias el limpiar las riberas de bicis herrumbrosas (cuando no motillos e incluso coches tragados por la vegetación)...

Aunque tampoco importa, pues ni el alcalde ni vecino van a ir al campo para otra cosa que no sea tirar su basura. Se bajan del coche, vacían el carrito, y listo. Lo que no se ve, es como si no existiera. Y como por ahí no pasa la TVG, que va de fiesta en romería...pues Galicia, paraíso natural. Y seguimos viviendo del tópico, pues con los guiris castellanos funciona. A llenarse la tripa en La Piedra comiendo marisco chileno en Agosto, y luego, visita al Hospital Xeral. Samil, Sanjenjo y La Lanzada. Movidita y mucho verde.

Mientras, la Galicia real, la que no recibe turistas, agoniza.



Ésto es lo que queda después de un incendio. Éste es el paisaje más común en toda la provincia de Ourense. Pero claro, Ourense no tiene playa, y no entra dentro del sueldo de Conselleiro el patear por los caminos de la Galicia rural, profunda de la que comen.

Esos pinitos (de repoblación) tuvieron suerte. Iba a titular la foto como "supervivientes". Es el límite de un incendio de hace un par de años, donde lograron contenerlo (al lado de la carretera).

Un verdadero vergel en comparación con una panorámica del Concello de Vilardevós (a unos pocos kilómetros del anterior).



Aquí, tras tres décadas de incendios año sí año también, ya no queda nada que quemar. Esto no es ni Murcia ni Albacete. Estas colinas de hierba rala y matorrales hirsutos están en la provincia de Ourense.

Esto es el paisaje orensano por excelencia.

¿No me creéis? ¿Pensáis que he tenido que escoger esos lugares para sacar fotos? Bien. Salid de vuestra puta casa, escoged un lugar al azar, y abrid los ojos. ¿Qué veis?

¿Dónde están los bosques encantados? ¿Dónde los regatos cristalinos? ¿Dónde las mil bestezuelas?

El campo está en silencio, porque no hay ni pájaros.

Galicia apesta a muerte.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto, pero por suerte aún quedan algunos lugares, como mi pueblecito (no digo el nombre a ver si va algún depravado y lo quema)en el que me puedo recrear entre los castaños, carballos, ver de vez en cuando alguna corzita, algún que otro jabalí (de cuatro patas digo), vamos, serenar el alma.

Mendiño dijo...

Peque, si en tu pueblo aún quedan carballos es porque está tan perdido y entre pendientes, que sacar madera de ahí costaba más que la propia madera. Por eso ahora tu zona es así y no un sembrado de pinos.

Pero eso era antes, hace décadas.

Ahora que hasta el más palurdo tiene una escopeta, que todos quieren poner llantas de aleación a su carro tuneado pero que no hay trabajo...hay que sacar dinero de algún lado.

Es triste porque esta es la tierra a la que siempre soñé venir a vivir, pero en Galicia las agresiones contra la Naturaleza superan a cualquier otro sitio que hayamos visitado. Y ya llevamos visitado, ¿eh, cariño?

Bueno sí, recuerdo con repugnancia la costa de Alicante, una verdadera escoria. Pero luego el interior estaba muy bonito!

Anónimo dijo...

Sí me sorprendió gratamente el interior, con sus castillos,esos pradotes llenos de almendros(en flor son espectaculares), de naranjos, limoneros... nada que ver con la costa, aunque esta debió tener su encanto hace décadas.

Y volviendo a mi tierra, sí está perdidilla y por mí que siga así, para alegría de mis ojos, y de los tuyos, que ahora tienes además del paisaje, a dos nenas qué visitar, una más pelua que otra.. ;)

Anónimo dijo...

Me alegro que se valore la belleza del interior, su historia y los resquicios de ésta, su sierra, los corzos, los hayedos, sus pueblos, su porrón...
Campos de Castilla....
:)

Mendiño dijo...

A raíña referíase o interior de Alicante. E alí non hai moitas faias... :p

Boh, e na Castela tampouco. Pola zoa do pobo da túa nai queda o "Hayedo de Montejo" e pouquiño máis. Home...sempre é máis do que temos na Galiça, iso si.

O malo da Castela, da Castela a Vella é que está chea de casteláns, a meirande parte de eles palurdos estiraos meapilas nostálxicos do franquismo. Ainda que tamén é ben coñecida a frase: "Qué bonita sería Galicia sin los gallegos".

O certo é que o mundo sería marabilloso si esta especie bípeda e aplúmida no viñese a fodelo.

Anónimo dijo...

Existen más hayedos, Mendiguiño...no quiero darles mucha publicidad para que no se llenen de turistas (de más)...
De todas formas, no caeré en las críticas a los castellanos o a los gallegos, ya que, además de tener sangre de ambos lados (y la sangre tira), no me gusta hacer generalidades...

flor de un día dijo...

Mucha gente dice que la ciudad en la que habitualmente trabajo, como y duermo (“vivo” creo que sería demasiado decir) es un gran lugar y que soy una privilegiada. Sí que es cierto que teniendo tantas cosas materiales al alcance de la mano, tengo algún que otro recurso más que otras personas, o por lo menos, lo puedo tener con mayor rapidez (o eso se cree). Yo por supuesto, los aprovecho al máximo. Pero a mí no me parece ni mucho menos una “gran” ciudad. Ni por las dimensiones ni por lo importante. Desde luego, si el adjetivo que la acompañara dependiera de lo que a mí me parece, no sería ni de lejos “gran”. Bueno, la verdad, creo que no otorgaría a ningún sitio tal distinción. Ni siquiera a ninguno de los lugares de ensueño que he tenido la oportunidad de disfrutar fuera de aquí. Me imagino que en cierta manera esta ratonera tiene su importancia, económica (quizás), política (eso ya me lo parece menos, pero su importancia tendrá)… Pero vaya, que para mí es una mierdecilla como la que más y no le doy mayor importancia. Lo que me da realmente pena es que viendo esas fotos (y viendo esas mismas cosas u otras parecidas, en persona) parece que mucha gente sueñe en vivir en lugares como éste (un antojo como otro, o una supuesta necesidad laboral, me imagino, ansias de presumir de algo que no creen tener…). Esas fotos parecen querer demostrarlo. Incluso la gente que vive en zonas rodeadas de esos pequeños bosques encantados de los que hablas, mendiguito, por las que pasan esos riítos de aguas cristalinas, con sus corrientes saltarinas… parece que deseen ver algo parecido a lo que aquí se ve. Y ya se nota su empeño en poner sus deseos en práctica! Otra cosa no, pero en eso se están dejando la piel. Su pueblo y los cuatro arbolitos que lo rodean (a veces ni esos cuatro) están algo cuidadillos y a salvo, pero más allá parece que ya no ven nada. Es como si las zonas en las que no hay pueblos ni humanoides, ni existieran; son lugares con los que necesariamente tienen que coexistir (porque están ahí y no hay forma de evitarlos), pero son como de paso y basta. O quizás, viendo las fotos que has sacado, los ven como un trastero más; en plan comunitario, claro. Y como no le quieren ver otros beneficios, pues le chupan la sangre al ya desangrado lugar. No sé, no lo acabo de entender.
Realmente, cuando necesito momentos de tranquilidad no me pongo en medio de la gran vía, claro, pero algún lugar puedo encontrar. Si me pongo a buscarlo, lo consigo, eso lo aseguro. Aquí o en muchas otras zonas. Y como yo, cualquiera, supongo. Porque lo que sí me hace sentir una privilegiada es conseguir disfrutar de unos pocos metros cuadrados de hierba húmeda en los que empapar mis pies desnudos. Aunque sé que aquí cerca no lo voy a conseguir, ésa sí que es la mejor de las dichas. Ver belleza en lo más mínimo me da las alas que me suelen asomar.
Y no creo que sea que entre tanta basura se aprecie más, que si fuera así de fácil ya se habría acabado la tontería. Aunque… bueno, esto es, se mire por donde se mire, una mierda pinchá en un palo, y hay días en los que no se consigue ver nada que ilusione (hasta da pena ver algo bonito por aquí, porque sin quererlo se te escapa la idea de lo poco que le debe de quedar de vida). Alegría y diversión para todo el mundo, eso sí.
Sí que hay sitios en los que deleitarse. Por todas partes los hay. Lo malo es la gente que no ve más allá de su panza. Vaya, si lo pienso bien, la gente puede que no sea la mayor de las diferencias, de un lugar a otro. Porque todo son paraísos olvidados, como la costa de la que aquí se habla, prima-hermana de la que tengo el honor de poder disfrutar día a día, o como los pueblitos embrujados entre bosques llenos de deshechos caseros y asfixiados por los incendios. La gente, má o meno… Enfins… Lástima. A mí me da la impresión que hay ya demasiados sitios deseando parecerse a esto. Y que la gente no le da toda la importancia que debería a lo que tiene. Puede que sea una suerte que queden lugares en los que me pueda sentir bien. También puede que sea una suerte que deban de quedar personas con un mínimo sentido. Pero a mí me parecería mejor suerte otra, ir más allá del intento de conservación de esos pedacitos de tierra, aunque sé que es imposible.

Mendiño dijo...

Campu, en Castilla la Vieja el PP gana por mayorías absolutas. Y no es el PP moderado, liberal y democrático de Gallardón, Piqué y Rato. No. Es la derecha más rancia y ultramontana. Los de "Zapatero traidor", "Zapatero terrista" o "zETAp"...

No es una generalización, es un dato. ¿Te saco los resultados electorales?

En cuanto a los gallegos...es una frase bastante común. A parte de que pueda molestar o no, es interesante. Lo que es cierto es que si colgásemos a todos los cazadores se acababan buena parte de los incendios. También acabaríamos con los incendios si colgásemos a los habitantes de zonas rurales, también. O uniéndolo todo en uno: si colgásemos al votante-tipo del PPdeG, cazador y aldeano.

Y lo que está meridianamente claro, es que si colgásemos a todos los gallegos (yo incluído), Galicia estaría mucho más bonita.

Aunque claro, esto es extensible a cualquier lugar del mundo. Pero quiero remarcar, en Galicia como en casi ninguna parte. Hace un siglo se rompió el equilibrio del gallego con su hábitat y a día de hoy la relación del paisano con el monte es depredadora, rapaz.


En cuanto a Hevita...buf, que mal llevas la re-entrada. Píllate un mini-puente, creo que lo necesitas. ;)

Mendiño dijo...

Noticia muy curiosa, aquí al lado, en Cerdedo:

Más basura en el monte