Raxoi es un zombie. Está muerto, pero aún no se ha dado cuenta. Y habla, y camina, sin percatarse de que su tiempo se ha terminado.
Aunque a primera vista aún luce lozano, lleva un estigma que será imposible borrar. Una enfermedad que consume al político, un veneno que llevará a Raxoi a la tumba en un breve plazo, nunca superior a cuatro años.
Por supuesto, me estoy refiriendo al futuro político de Mariano Raxoi, no a su salud física la cual deseo que conserve por muchos años.
Raxoi nunca podrá volver a presentarse a ninguna elección. Crear un presidenciable es un proceso largo, en el que muere el hombre (con sus defectos, sus miserias...) y, tras una temporada de gusano alimentándose a sí mismo y a los otros, siendo útil al partido, sale de la crisálida convertido en un leader.
Raxoi hizo muy bien el papel de gusano gordo y patoso. Tan bien, que no ha sabido completar su transformación en inmaculado estadista. Sigue siendo el perro sumiso que se come todos los marrones (los hilitos de plastilina...), sólo que ahora no tiene amo a quien obedecer y desde que le quitaron la correa anda desorientado.
La pera estaba madura y, tras la derrota electoral (dulce derrota, estoy seguro que hay en el PP quien hubiera preferido peores resultados...pues para perder, perder con contundencia) se han lanzado a morderla. Por ahora tímidamente, pero su saliva ya está pudriendo al zombie que es hoy Raxoi.
Crear un candidato es un proceso largo y caro. Rodearle de una aureola de infalibilidad, cuidar su imagen de persona centrada y cabal, un hombre en quien confiar...todo ello cuesta mucho dinero. Además, como los partos humanos, un partido sólo puede parir un leader cada ciclo político. Es pues menester que toda la familia lo arrope y lo alimente, pues es su campeón, su nao capitana, la foto del cartel que les permitirá arrimar el ascua a su sardina o seguir pasando frío y hambre. Y la derecha, será por la falta de costumbre, lleva realmente mal quedarse sin una ubre de la que mamar.
Pues bien, la derecha económica y mediática ha decidido matar a su cachorro, para engendrar una nueva camada.
El cachorro está bien defendido de los ataques que le lanzan del lado contrario. Sin embargo, es extremadamente débil a los ataques que le lanzan sus compañeros de manada.
Prescindiendo de los símiles rebuscados: es imposible ganar unas elecciones cuando has sido desautorizado, criticado, menospreciado y ninguneado por parte de tu propio partido. Si no eres capaz de convencer ni a tu tropa de que eres el mejor, es absurdo que intentes convencer al electorado.
Sin apoyo económico y mediático, no se saca adelante una candidatura. Y Raxoi no sólo no cuenta con este apoyo, sino que parte de los medios le han declarado la guerra abierta, mientras que el mundo de la economía, siempre cauto, sigue poniendo velas a todos los santos para conseguir el milagro de que llueva y haga sol a la vez (no es tan difícil).
Raxoi ha permitido que desde su propia gente se ponga en duda su liderazgo. La duda ofende y, en este caso, inhabilita automáticamente.
Después de lo que ha caído (y lo que queda por caer) desde las últimas elecciones, es imposible que Raxoi pueda volver a ser candidato a la Presidencia del Gobierno. Los que lo han mordido, lo sabían. No lo han matado, pero han destruído lo más valioso que tiene un presidenciable: la capacidad de generar confianza.
Raxoi podrá ganar el próximo congreso, pero el veneno de la duda está ya en su organismo. Aunque empiece a moverse con rapidez y retome las riendas de su partido, al final alguien le tendrá que decir, probablemente un amigo, que se retire de la carrera pues no tiene ninguna oportunidad.
Ellos lo sabían. No hacía falta derribarlo, sólo incapacitarlo. Y sentarse a esperar que caiga por su propio peso.
La torpona mariposa, que echa de menos el ser sólo un gusano, cree que ha escapado del embite de la araña. Pero con las alas ajadas y enlodadas, ya nunca podrá volver a brillar.
30 de mayo de 2008
Zombie
Publicado por
Mendiño
el
5/30/2008
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Etiquetas: política
22 de mayo de 2008
Valle d'Aosta
Si el año pasado estuvimos conociendo el lado saboyardo de los Alpes, este año hemos querido visitar la vertiente valdostana.
Entre medias, para no hacerlo demasiado monótono, iremos intercalando fotos de la Provenza y la Auvernia que sacamos en el viaje de vuelta (el de ida lo hicimos del tirón, con un par).
Esta es una foto extraña. Es una mariposa diurna, durmiendo. Al sacar el flash, las escamitas de las alas han mostrado un esquema de colores que el ojo humano no es capaz de percibir (esas manchas rojas de los extremos).
La catedral de Bayona
La capital, Aosta
El centro de la herejía cátara: Albi.
Una gamuza pequeñaja al borde del precipicio (debe ser una putada nacer gamuza y tener vértigo).
Lo que queda de una abadía cisterciense en pleno corazón de la Provenza.
Los brotes de un alerce por el que vuelve a discurrir la savia retiradas las nieves. Es la única conífera (al menos que conozca) caducifolia, y una de las especies más resistentes al frío. Donde las demás especies son incapaces de subsistir, por encima de los 2000m, empiezan los bosques de alerces.
La estación de Turín.
Una bola de pelo multicolor que encontramos en Donnas, al lado de la vía consular de las Galias.
Interior de la Catedral de Mende:
Otra anémona vernal:
Y nos volvimos a encontrar con estos bichos adorables y taaaan parecidos a nosotros: las marmotujas.
Al rato estaba nevando. ¡A mediados de Mayo!
Un acueducto romano, en la localidad de Pont d'Aël. Por arriba circulaba el agua y, por debajo, en un pasillo iluminado por las aberturas que veis, circulaban las personas. La gran mayoría de los topónimos en Aosta son en lengua franco-provenzal. A la llegada de Mussolini al poder, fueron italianizados, en este caso como Pondel. Como Sanjenjo o Ginzo de Limia, vamos. A todos los fascismos les molesta la diversidad y son tan impermeables a la cultura como la caja de este acueducto lo es al agua.
Esta foto está tomada el día 13 de Mayo y, sin embargo, aún es invierno. La altitud no es mucha, 1800m, pero el valle está orientado de forma que la insolación es aún insuficiente para hacer brotar los alerces (está al Norte de un 4000). Al fondo, unos arbustos están volviendo a la vida, y sus brotes se encienden con tonos cálidos que preceden a la explosión verde de una primavera que aquí llegará bien entrado Junio.
Susa, la primera villa italiana que te encuentras si cruzas por el túnel del Frejus (muy caro, nosotros dimos el rodeo por Briançon y el puerto de Montgenèvre para ahorrárnoslo).
En el valle, los tejados son de grandes losas de piedra. Pero en las zonas donde el frío es más duro, un tejado de madera copnerva mejor el calor. Eso sí, exige más cuidados...
El claustro de Sant'Orso, en Aosta capital:
A este bicho nos lo encontramos en el último pueblo antes del mítico puerto de San Bernardo (¿nunca os habéis preguntado porqué esos perros se llaman así? Buscad la historia, es muy curiosa). En invierno le vendrá bien toda esa montaña de pelo.
Esta foto me produce verdadera desolación. Si ni esa montaña resiste al tiempo. ¿Qué será de mi?
La catedral de Rodez, con la sillería iluminada con verdadero acierto.
En este agujerito cabrían, bien apiladitos, una decena de camiones. Todo nevado, caer en una hoya de estas puede ser una trampa mortal.
La dulce Francia.
Acabé con la lengua fuera de perseguir a este cabrón (por una vez, hablo con propiedad). Es el íbice con mayores cuernos que he visto en mi vida. Al final le saqué esta foto, que no está muy allá, pero el corazón me latía tan rápido que no era capaz de tener la cámara quieta. Lo que él subía de dos saltos a mi me costaba un infierno. Hubiera sido bonito que siguiera un poco más hacia delante, para sacar su silueta recortada en la montaña nevada de enfrente, pero no estaba por seguir el guión. Es la última foto que le saqué. Luego se cansó de la persecución y emprendió una corta carrera en la que se puso fuera del alcance de mi objetivo.
Château de Vèrres (dentro del Estado Italiano, pero prefiero respetar la lengua original).
El nombre común de la bella es cejialba (miradle a los ojos y entenderéis porqué). El nombre científico es bastante más extraño: Callophrys rubi
Esta belleza se llama Aurora. Para Linneo, Anthocharis cardamines.
Si juntas la multitud de cursos de agua con los angostos desfiladeros, entiendes que Aosta sea la tierra de los puentes.
Debajo de los oropeles, no hay más que barro cocido.
Las gargantas del Ardèche. En la mitad del bosque, intencionadamente aislado por acusado meandro del río, se distinguen las ruinas de una Iglesia de la Orden del Temple. Que puta manía tenía esta gente de construir sus edificios en los lugares más inaccesibles.
La más bonita de las hadas del bosque.
Albi. O como demostrar que con ladrillo se construye más alto que con piedra, por menos dinero, e igual de duradero (hay obras romanas en pie que lo emplean). Me hace gracia, por el odio que el palurdo medio le tiene, pues lo asocia a casa de pobres. El empeño (y el dinero) que se gasta la gente en ocultar la obra de ladrillo tras losas (a veces de unos pocos centímetros) de piedra. En fin...
Una de las plantas más socorridas de la farmacopea tradicional: la genciana.
Un íbice de menor cornamenta que el anterior, pero bastante más simpático.
Albi de Nuevo. Todo el pueblo, hasta el río, es del mismo color.
Caminante no hay camino...
No sólo el tejado, también las paredes son de madera. No eran tontos nuestros abuelos, la madera es uno de los materiales con un mayor coeficiente de resistencia térmica. Vamos, que mejor guardan el calor. Esta forma de construir parece que es importada de los pueblos germánicos que poblaron parte de los valles alpinos en la Alta Edad Media (los Walser).
Homenaje a la nena, que a pesar de sus añitos y sus achaques, aguantó el palizón de 5200Km sin pestañear ni consumir una gota de aceite. De aceite, ni una gota, pero de gasóleo...
Esta me recuerda al estallido de los fuegos de lucería.
FIN
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Publicado por
Mendiño
el
5/22/2008
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