23 de abril de 2006

La III República


Bueno, me perdí el cumpleaños pero no la ocasión de celebrarlo.

La república, por sí misma, no soluciona nada. La república es sólo una forma de construir un Estado sin mancillar la dignidad de un pueblo.

Elegir a sus representantes no es la única condición de la democracia, pero si una condición fundamental. Si la Jefatura de Estado la ocupa un monarca, de forma vitalicia y hereditaria, ese Estado no puede llevar en buena lógica el nombre de democrático. Un rey tiene súbditos. Un presidente: votantes.

Para asentar un nuevo Estado español en bases firmes de libertad, justicia y democracia, es necesario:

1.- Desaparición del Cuerpo de la Guardia Civil. La seguridad de un pueblo libre no puede ser vigilada por cuerpos paramilitares, y menos con el historial de crímenes de ese cuerpo. Petición al ejército de disculpas históricas por la colaboración con la represión fascista y la dictadura y condena expresa del alzamiento militar del 36. Respeto a los derechos humanos por parte de las fuerzas policiales, que deberán cumplir la ley como cualquier otro ciudadano, sin atajos ni protecciones de su amo el Estado y sus cuidadores: los Delegados del Gobierno.

2.- Ratificación expresa por todos los pueblos que conforman el Estado español de su voluntad de querer pertenecer al mismo. Redacción de una Constitución en la que conste expresamente que España es una comunidad de pueblos libres, que deciden voluntariamente organizarse en un Estado Español. En cualquier momento este compromiso podrá ser rescindido por cualquiera de los pueblos integrantes si así lo deciden la mayoría de sus ciudadanos. En democracia no hay patrias sagradas e inmortales. Lo único sagrado es la libre voluntad de los ciudadanos de organizarse de la forma que les parezca conveniente en cada momento. Otra cosa podrá ser constitucional, pero no democrática.

3.- Compromiso del Estado que todos los españoles nacemos iguales, y por lo tanto la abolición de los títulos nobiliarios. Si ya a estas alturas de la película, todos podemos desconfiar de un título que teóricamente reconoce la grandeza de una persona (y que en la práctica, sólo reconoce su afección al poder)...que ese galardón sea hereditario y considerar que el hijo del "bueno" sea "bueno", y a su vez su primogénito... El absurdo, por mucho que se le recubra de tradición histórica, es un absurdo, una mentira, y una falacia.

4.- Y, por supuesto, y como necesario corolario de lo anterior...abolición de la monarquía. El pueblo debe elegir, democrática y periódicamente, a su Jefe de Estado. No se puede dejar ni a la Gracia de Dios, ni a la genética, esa tarea.


Sin república, no hay democracia (aunque puede haber república y tampoco haber democracia, cosa de lo más común).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por el artículo, que he recomendado y enlazado en el de hoy
¡Salud y República!

Mendiño dijo...

Gracias a tí, compañero.
;)