20 de septiembre de 2006

Un cuento



El entierro del hombre que estaba vivo

En un pueblo de los Ancares iban a enterrar vivo a un hombre que no tenía ni para comer. Cuando lo llevaban al cementerio, tumbado en una escalera, se encontraron con un vecino que, extrañado, les preguntó:

-¿A dónde lleváis a este hombre?

-¡Vamos a enterrarlo, pues no tiene nada para comer! -respondió la comitiva

-¡De ninguna forma! Bajadlo, que yo le daré trigo.

Ante estas palabras, el muerto de hambre levantó la cabeza y preguntó:

-¿Cocido o sin cocer?

-¡En grano! -le respondió el paisano

-¡Pues luego, que siga el entierro! -dijo el muerto de hambre, tumbándose de nuevo en la escalera y dando por terminada la conversación.

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