13 de abril de 2007

El progreso

Desde siempre se han utilizado los ríos y regatos como vertederos para tirar aquellas cosas inútiles. Eran una especie de colector natural que tras cada avenida de agua se depuraba y regeneraba para seguir admitiendo basura.

Primero era una silla rota, un cántaro, o unos pantalones raídos. No pasaba nada, pues todo era biodegradable, aunque aún no existía esa palabra.

Luego vinieron los plásticos, y la cosa empezó a ser preocupante. Podían ser transportados, pero no digeridos por la naturaleza. Si vamos a una playa en invierno, o a la ribera de un río, nos encontramos con bidones de aceite, de lavavajillas, jirones de bolsas, embalajes...

Otra opción muy frecuente en Galicia es tirar las cosas en los caminos próximos al pueblo. Sea en la cuneta, sea en cualquier pendiente natural (de nuevo, el talud de un río). Uno que gusta andar por el campo, ya está acostumbrado al típico carrito de bebé, a la caja de Estrella Galicia, la lavadora, la cocina o el frigorífico. Televisiones y radios con las tripas fuera (aunque en este caso puede que se lo merezcan). Bicicletas, motillos y coches. Cascotes de obra, muñecas, latas de pintura o el omnipresente neumático. Incluso se veía el avance de la sociedad en que ya me he topado con algún que otro microondas, con la puerta abierta como una mueca burlona.

Pero hace unos días me encontré en la cuneta de un camino, separados uno de otro una decena de metros, la prueba de que la sociedad rural gallega verdaderamente ha progresado: ahora también tiran CPUs a la cuneta.



Lo de cruzarlas en mitad del camino es, por supuesto, cosa mía. Si son cerdos, que lo vean. Y que se tengan que bajar del coche, el que lo tiró o el palurdo de su vecino, para apartar su mierda.

De acuerdo que los concellos son una reata de mulas, y ni se les ocurre poner puntos de recogida de resíduos para que todas esas cosas tengan un reciclaje adecuado, cuando menos mandar una cuadrilla de limpieza que recoja toda la basura que está esparcida por los ríos y caminos. Pero lo que no me cabe en la cabeza es que alguien coja el coche para ir a tirar los ordenadores en mitad del campo, en vez de tirarlos en cualquier contenedor de basura. Para que luego digan que se pierden las tradiciones.

Por cierto, que en vez de tirarlo, ya podía habérmelo regalado. Una de las cajas era de un ordenador bastante más nuevo que el que yo tengo en el pueblo (no debía tener más de 5 añitos).

Galicia se desarrolla, tanto tecnológica como económicamente.

(los mismos palurdos de siempre, pero con gorra de baseball en lugar de boina)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En todas partes crecen... guarros.

Raíña Loba dijo...

:(

Anónimo dijo...

Progreso, progreso, no parece que sea mucho, toda vez que esquilmarán su patrimonio natural.

flor de un día dijo...

Y las plantas que ya estaban enredándose ahí dentro... Incluso dos o tres flores diminutas (preciosas, por cierto) despertaron entre toda esa maraña de cables.

Mendiño dijo...

Si, es una curiosa lucha. Entre la Naturaleza por llenar de belleza el mundo y el hombre por impedirlo.

Vamos ganando la partida...