Quilombo electoral

En las últimas elecciones gallegas, el resultado electoral dependió del voto de la emigración. Bailaba el escaño, precisamente, de Pontevedra, por unos pocos miles de votos. Pero por la provincia de Pontevedra, había 89.000 votantes censados en el exterior. ¡Más que votantes tiene la propia capital provincial! Y ese voto es mayoritariamente conservador (69%), con lo que el PP no daba por perdidas las elecciones.

Con lo cual, los gallegos (los que vivimos, trabajamos, sufrimos y disfrutamos la vida en Galicia) tuvimos la vergüenza de tener que esperar al recuento de los votos enviados desde el otro lado del Atlántico para decidir quién iba a gobernar esta tierra los siguientes 4 años.

Por las mismas, también podríamos participar los gallegos en las elecciones argentinas. Peor, seguro que no lo íbamos a hacer...

El sistema electoral gallego es propio de país tercermundista. Monjitas que sacan a los abueletes de excursión para ir a votar. En la puerta del colegio electoral, les dan el sobrecito cerrado y el DNI, y votan.

Otra técnica es ir a acarrexar paisanos en coches privados, pagados por el PP. Se les de un poco de charla a los viejetes, el sobrecito y...a votar.

Hay más trucos, como los de empadronar personas de la ciudad en municipios pequeños, para volcar el resultado electoral. 85 votos en Coruña no representan nada, pero en Os Blancos dan una alcaldía (son el 10% del electorado). Luego, pasadas las elecciones, se desempadronan y buen empadronador será.

Tales son las tranfullerías del Partido Popular (hasta el momento, todas estas irregularidades son siempre de este partido de herencia franquista) en el país.

Pero ¿Y fuera? Ahhh! Fuera es mucho peor, pues al no votar en urna, se pueden cometer las mayores barbaridades.
Un emigrante galego votou 17 veces nas mesmas eleccións europeas

Votan enfermos mentales, votan muertos, votan personas sin saber que han votado...

Se llamaba Dolores, nació en 1926 en la localidad pontevedresa de Tui y emigró a Argentina, donde falleció en marzo de 2006. Hasta ahí nada raro, pero la historia se enrevesa dos años después, porque resulta que Dolores votó en las pasadas elecciones generales de 2008...

Quizá haya quien piense que total, por cuatro votos de mierda, no van a cambiar nada. ¡Vaya si cambian! Las pasadas elecciones el resultado dependió de ellos, y en estas se antojan también importantes (aunque parece que la derrota de Feixó será más holgada que la de Fraga, que "sólo" perdió por 100.000 votos de diferencia y estuvo a punto de obtener la mayoría absoluta).

Quien piense así, es que no conoce la realidad gallega. Aquí todo el mundo tiene parientes repartidos por todo el mundo. La emigración ha sido (Y SIGUE SIENDO) la única forma de prosperar que tiene un gallego. Por eso se dice, que hay un gallego en la Luna. Y con razón.

Por ejemplo, mi tía. Salió de la aldea en Ourense hacia el puerto de Vigo, donde embarcó hacia Brasil. Tenía 19 años, allá por el año 1939. Sólo volvió una vez a Galicia, hará ahora 15 años. Estuvo unas semanas.

Según la Ley Electoral, mi tía podía votar a sus representantes en el Parlamento Gallego.

Curiosamente, sus hermanos que vivían en Madrid y Barcelona, no. A pesar de que en cuanto había más de tres días de fiesta, mi padre llenaba el depósito del SEAT 131 y enfilábamos la N-VI rumbo al Alto de los Leones.

Mi abuela podía elegir el alcalde del pueblo y el Presidente de la Xunta, y mi viejo no. Curioso, cuando menos. Pero más curioso es que los hijos de mi tía (vamos, mis primos, aunque ni sé cómo se llaman)...¡¡¡TAMBIÉN PUEDEN VOTAR!!! Por supuesto que yo, hijo de gallego, nacido y residente en Madriz, no.

Unos señores que jamás han pisado el continente europeo, pueden escoger el alcalde de un municipio perdido de Ourense, y decir si prefieren a Fraga, a Touriño, a... ¿?¿?¿?

Pero aún hay más. Es que los nietos de mi tía...también podrían votar en las elecciones gallegas. Es decir, una mocosa de 20 tacos que no sabe ni señalar en qué parte del mundo se encuentra España, tiene derecho a decidir la composición del Parlamento Gallego.

¡Flipante!

En cambio, mis vecinos, colombianos, que viven aquí, que trabajan aquí, que pagan sus impuestos aquí...¡no tienen derecho a votar!

El chino de la esquina, que lleva ya años aquí con su tienda...¡no puede decidir cuál será su alcalde! Mi profe de francés, bretona que sólo deja de hablar francés para hablar gallego o bretón, que habla mejor el gallego que el 99,9999% de los gallegos...¡no pudo ayudar con su voto a mandar a la mierda a Fraga! Una persona que ha hecho estudios sociológicos de la sociedad gallega, que pertenece a varias asociaciones, que está totalmente enraizada en esta sociedad...no tiene derecho a elegir sus representantes.

Y sí que lo tiene la nieta de mi tía, emigrada en el 1939.

¡Esto es una estupidez!

Tenemos que volver al concepto de país y Estado. Repetimos: país es un concepto sociológico, de pertenencia a una cultura. Por poner un ejemplo, mi profe pertenece a la cultura bretona Y a la gallega, pues participa de ambos acervos culturales.

Pero es que nada de esto tiene que ver en las elecciones. Para las elecciones da igual que te sientas gallego, brasileño o moldavo. No es una cuestión de pertenencia a una cultura, sino de CIUDADANÍA. Y la ciudadanía de Galicia está compuesta por las personas que residen habitualmente en este país. Y me da igual que se llame Ahmed, o tenga la tez como la antracita o regente el Kebah de la esquina. ¡Es ciudadano gallego! ¿Es gallego o no? ¡Qué más da! Eso es una cuestión sociocultural que no viene a cuento. Porque si nos ponemos finos, el 90% de los habitantes de Pontemierda NO SON GALLEGOS, puesto que no participan de esta cultura (me he encontrado gente que no sabe lo que es la Santa Compaña, y que preferiría que le arrancaran la lengua antes de que se le escapara una palabra en gallego).

Esta es la concepción democrática de la democracia, el voto es de los ciudadanos. Pero la ley prefiere una concepción racial de la nacionalidad, que se posee de forma vitalicia y se perpetúa por la sangre. Fas-cis-mo. En democracia, el sujeto de derecho debiera ser todo ciudadano que resida de forma estable en un territorio, independientemente de su origen.

Todos los que habitamos este territorio deberíamos poder decidir la composición del Parlamento, de los consistorios, ya que es a nosotros, los ciudadanos gallegos, los que residimos en Galicia, a los que nos afectan sus acciones (o inacciones) de gobierno. ¡No a los que viven en Suiza, no a los que viven en Argentina...!

Todo esto sería poco importante si, total, fuera mi tía, sus hijos, y la mulata macizorra que tengo por prima segunda. Ellos, y cuatro gatos más. ¡Pero es que el volumen de votos de la emigración es superior al de toda la provincia de Lugo! En la provincia en la que yo voto, en Ourense ¡la cuarta parte de los votantes vive en el extranjero!

Y recordad que un voto ourensano o lugués vale el doble que el de un vigués o un coruñento.

¿Empezáis ya a entender la historia? Desvío de fondos de Galicia para comprar las voluntades al otro lado del Atlántico. Todos los partidos hacen los esfuerzos por captar un voto que saben decisivo, y allá que se van a hacer las américas.

Y curiosamente, cuando van, los políticos tienen que hablar castellano a sus votantes, porque si no, no les entienden (bastante ya le cuesta a un argentino entender el español de España). Por cierto, ahí ha ido Rosa Díez, a pedir el voto diciendo que estos demonios de nacionalistas están prohibiendo en Galicia hablar en español. Seguro que semejante esperpento recoge un buen puñado de votos.



En el reportaje que muestro a continuación sale una "gallega" de un centro gallego en Argentina leyendo un texto en gallego. Lo da leído a trompicones, con cara de "¿y qué pone aquí? y probablemente ni entienda su significado.

¡Son argentinos! Pero no sólo son ciudadanos argentinos, es decir, gente que vive, trabaja, paga sus impuestos en Argentina. Es que son culturalmente argentinos, más argentinos que el Boca, que Gardel, Evita Perón y su puta madre. ¡Como es normal! Cómo no lo van a ser, si llevan décadas viviendo allí, si la mayoría han nacido allí y lo único que les une a Galicia es el reparto de dádivas que el Fraguismo organizaba para amañar las elecciones, y ahora Touriño no quiere perder.

Ellos son tan argentinos como mi profe gallega, por mucho que tenga el pelo zanahoria. ¡La cultura no es un hecho racial! ¡Y muchísimo menos la CIUDADANÍA! Aquí, en esta ciudad, escucho a veces pasar a una niña de ojos rasgados y pelo negro hablando en gallego. Porque una niña puede ser amarilla, negra, cobriza...Y SER GALLEGA. Muchos niños blanquitos, no lo hablan. Y también esos niños blanquitos que odian las clases de gallego, son ciudadanos (sin derecho a voto) de esa demarcación administrativa que es la Comunidad Autónoma de Galicia. Que ni tan siquiera coincide con los límites, siempre tenues, de extensión de la cultura gallega.

Son dos conceptos distintos. Ciudadanía - administración. Nacionalidad - patria. Si yo marcho unos días de viaje, está claro que sigue siendo un ciudadano de Galicia. Pero si mañana vuelvo a cambiar de decorado y me instalo en otro sitio...seguiré siendo gallego, como lo era cuando vivía en Madriz...pero no perteneceré a la sociedad gallega. Y no tendré derecho a decidir el gobierno que otros, y no yo, van a padecer.


Ó final, entre unha cousa e a outra, o Parlamento que saia nas vindeiras eleccións terá a mesma semellanza coa vontade da sociedade galega que a que ten a nabiza cos grelos. Saen do mesmo sitio, ten certa relación mais...¡non che son o mesmo!


En fin, do blogue Un contador de historias, recoméndovos que vexades...


Quilombo electoral (o cómo manipular el voto emigrante en nombre de la democracia)

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4


Edito:
Declaraciones de mi queridísimo tendero.

No me parece razonable que ese derecho se dé sin más porque uno llegue y se empadrone. Ahora, si una persona lleva ocho o 10 años viviendo aquí, tiene ya una unidad familiar formada, forma parte de esa ciudadanía y tiene clara voluntad de permanencia, me parece razonable que participe de la vida cotidiana en todos los niveles. Y siempre dentro del marco de las elecciones locales.

Es decir, que el mismo Corbacho reconoce que forma parte de la ciudadanía...pero sin derechos ciudadanos. Después de una década viviendo en España, se le concede como gracia suprema el derecho a participar en las municipales. ¡Sólo en las municipales!

El resto de elecciones, son para los Españoles viejos, para los españoles de raza.

Aunque haga 60 años que no pisan España.

O sus hijos.

O sus nietos...