10 de junio de 2008

El rumor


Se ha estudiado por activa y por pasiva el efecto de autoverificación de un rumor o hipótesis, proyectándose sobre el futuro.

El ejemplo es típico: el hombre asustadizo que va a consultar su futuro con una pitonisa (como si el futuro existiera, para poder ser leído). Ésta le pronostica que morirá en breve. El pobre hombre sale atribulado y, en su preocupación, no se acuerda de mirar al cruzar la calle y es arrollado por un camión.

Algo así está pasando estos días. Los medios de comunicación han creado la alarma del desabastecimiento, a pesar de que sólo una parte del sector del transporte secunda la huelga. Resultado: colas enormes en las gasolineras y supermercados. Y efectivamente, en algunos surtidores se ha terminado el combustible. Pero no por que no haya llegado el camión-cisterna, sino porque la avalancha de conductores llenando sus coches han conseguido agotar los depósitos de la gasolinera.

Como un virus biológico o informático, el rumor se expande exponencialmente una vez superado un umbral crítico. Reverbera, rebota, al individuo le llega el rumor de todos lados y termina por asumirlo como una verdad objetiva, y empieza a vibrar con esa misma frecuencia, contagiando a los demás.

Las masas de gente no tienen una inteligencia superior a un hormiguero.

En la ceremonia de coronación del tsar Nicolás II, se anunció que se ofrecería a los asistentes un regalo (creo que se trataba de una taza decorada festejando el evento, llena de golosinas, y envuelto en un pañuelo pintado).

El día de la ceremonia asistieron, además de muchos moscovitas, gente de las comarcas próximas. Entre tal acumulación de gente, empezó a correrse la voz que no habría regalos para todos. Todos querían tener su bagatela y empezaron a presionar para llegar cuanto antes al reparto.

En unos pocos minutos se produjeron varios centenares de muertos, aplastados por la turba. En ninguna batalla o catástrofe natural hasta la fecha se habían producido tantas muertes en tan poco tiempo.

Por un tarro de golosinas.

La conciencia de las masas no es la suma de los que las componen, sino un organismo nuevo, con una voluntad propia, propia de animal salvaje.

El estadio de Heysel podría ser otro ejemplo más reciente.


Quizá creerá el lector, que eso es cosa de muchedumbres, del populacho. Falso. Ninguno estamos inmunizados al contagio. Cualquiera de los asistentes ese día, era una persona honrada que jamás se plantearía matar aplastado a un niño por intentar conseguir una fruslería.

Y voy a poner un ejemplo: la cotización del petróleo.

Al igual que antes ocurrió en medio mundo con el precio de la vivienda, los especuladores están invirtiendo en petróleo en el mercado de futuros (petróleo que aún no ha sido bombeado de las entrañas de la tierra) porque ofrece buenas perspectivas de beneficio.

¿Resultado? El mismo que hemos visto con los pisos: alza artificial de los precios debido a la entrada de especuladores en el mercado (de más, quiero decir). De gente que no quiere para nada ese barril de petróleo y sólo busca revenderlo a más precio. Las ganancias que se están dando en el sector hacen que entren nuevos capitales en el mercado y la maquinaria se realimente, inflándose más la burbuja.

¿A quién conviene esta situación? A los de siempre, a los que nos venden lo mismo por el doble o el triple.

¿A quién no? A nosotros, que pagamos el doble por lo mismo.

Los combustibles van a ser el nuevo timo de la estampita que se plantea el capital con los ciudadanos. Después de hipotecarnos hasta los huesos para pagar nuestro zulito, daremos la poca sangre que nos quede para que Repsol y su puta madre sigan batiendo records de beneficio.

Olé, olé y olé.

Por cierto, los rumores siempre tienen un origen. Generalmente, alguien interesado en que ese rumor se cumpla. Una especie de pirómano tocando los cojones con el mecherito en un pajar, a ver si la lía. Véase el ejemplo:
El director de Gazprom pronostica el barril de crudo a 250 dólares para el año que viene

3 comentarios:

wenmusic dijo...

Si es que sobre todo da asco ver cómo los medios expanden y difunden toda esta mierda sin ningún pudor. Somos puñeteros borregos.

Mendiño dijo...

Pero no sólo los medios de comunicación de masas.

No sé, ahora se me viene a la cabeza lo de Forum Filatélico. Gran parte de los clientes los ganaron por ingeniería social: un pavo que convencía a su suegro de meterse, que era muy rentable...

Y si, también lo creo, somos unos putos borregos.

marialob dijo...

He visto personas destrozadas moralmente a causa de rumores infundados y también he visto que algunos (pocos) rumores han salido así a la luz por algo..., en fin...
Apoyo tu tesis.
Saludos