El diablo adopta múltiples formas.
Para los españoles de bien, durante muchos años el enemigo, el diablo cojuelo, el coco fue Jon Idígoras.
A raíz de su enfermedad y la condena a la Mesa Nacional de HB, fue sustituido en el corazón de los españoles por otro personaje que heredó el título de "enemigo número uno de España": Arnaldo Otegi.
Con la caída en desgracia de éste, ya no quedan rostros conocidos a quien identificar con el separatismo vasco, porque los que llevan ahora la voz cantante, llevan capucha.
Entre Garzón y Grande-Marlaska han dejado a la sociedad española huérfana de un enemigo en el que pudieran todos los ciudadanos sentirse unidos en fraternal abominación.
A falta de enemigos internos (como todo el mundo sabe, los peores) se ha tenido que mirar allende nuestras fronteras, plus ultra, al más adecuado para desempeñar tal papel. Y lo han encontrado:
Efectivamente, "el gorila rojo", Hugo Chávez. El sudaca comunista que viene a quitarle a los españoles sus bancos y petroleras, como si alguna vez hubieran sido suyos.
¡Fumata bianca!
¡Habemus diabolum!
¡Habemus diabolum!
Creo que has olvidado a el enemigo público number güan durante tantos años: Xabier Arzalluz. ¡Qué tiempos aquellos cuando Arzalluz era el blanco de todo patriota español que se preciara.
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