
Me congratula la convocatoria del referendum consultivo que ha hecho el Lehendakari.
Considero que la única vía para dar una solución estable y justa al conflicto vasco, como a cualquier otro de naturaleza política, es la democracia.
La voluntad de los vascos ha de estar por encima de las armas. De los tanques de un ejército encargado por una Constitución heredera del fascismo de velar por la Santa Unidad de la Patria. De las bombas de un grupo terrorista que se arroga la representación y la defensa del pueblo vasco que por inmensa mayoría considera un insulto y vergüenza para Euskal Herria que siga existiendo ETA.
Lo que viene ahora, me lo figuro. El PP y el PSOE se echarán por encima el capote de las leyes que ellos mismos han construido y se definirán a si mismos como "los demócratas", y con ese discurso intentarán boicotear la libre expresión de la ciudadanía vasca a decidir sobre su futuro.
Todo lo que digan los españolistas será adjetivado de democrático. Ley democrática, orden democrático, rigor democrático, firmeza democrática, duodeno democrático, democrático pollo al chilindrón...). Redefinirán lo que es la democracia, y como ellos tienen la tiza trazarán un círculo a su rededor como protección contra el maligno soberanista, e invocarán la Constitución para conjurarlo. De la tiza para dentro: demócratas. Hacia fuera, condenación eterna. El anatema. El apocalipsis.
Toda ley que vaya contra los derechos fundamentales del individuo es una ley que no obliga moralmente, y debe ser inmediatamente derogada. Como el comer está por encima de la ley, no se puede castigar al que roba para no morir de hambre (¿os acordáis de Jean Valjean?). Si una ley dice que los vascos no son quien de gobernarse, negando la soberanía de cualquier cuerpo social a emanciparse y autogobernarse según las leyes e instituciones que tenga a bien otorgarse...esa ley es inmoral y antidemocrática.
Aquellos que se escuden en la ley para silenciar la voz de la ciudadanía son antidemocráticos. Los que van a boicotear un referendum son antidemocráticos. Los que tienen miedo a la democracia, a que el pueblo decida y se gobierne, NO SON DEMÓCRATAS.
Después de las declaraciones que he escuchado a dirigentes del PP y del PSOE no me cabe duda que son partidos HEREDEROS DEL FRANQUISMO, que anteponen el mito de la Unidad de la Patria a la voluntad de los ciudadanos. Tienen miedo a las urnas.

En democracia, los Estados están para servir a los ciudadanos, son instituciones que los ciudadanos se otorgan para mejor les servir. Cuando el Estado está por encima de la voluntad del pueblo, se llama patria y es sagrado, estamos en un régimen fascista.
Y lo que es más grave: justifica el uso de la fuerza para oponerse a lo que por la fuerza permanece unido. Es evidente que en Euskadi, el que se le niegue capacidad decisoria al pueblo refuerza las tesis del nacionalismo más violento. Éste ha defendido que dentro de la legalidad vigente en el Estado Español no existen canales para articular y poder llevar a cabo propuestas soberanistas, por lo tanto si se quiere conseguir el derecho de autodeterminación habrá de ser tomado por la fuerza. Una y otra vez, y más en plena campaña electoral, el nacionalismo español da la razón (al fin y al cabo, son la misma basura) al nacionalismo vasco.
Es de una inmensa estupidez tener miedo a la voz del pueblo, máxime cuando es muy probable que de una consulta en un clima constructivo no saliera una declaración de independencia, sino una reformulación de los lazos entre Euskadi y España (más independencia, en línea de los estatutos catalán y andaluz). Ahora, hacerlos permanecer a la fuerza en el redil español...con ningún pueblo, pero menos con el vasco. Basta que los obligues a ir con un camino, para que tiren en sentido contrario (lo cual les honra, y habla mucho de su dignidad).
Puede que a mi, ciudadano residente en una comunidad pobre, no me interese que se independice la locomotora industrial de la península. Pero por encima de mi interés monetario (si se quisiera independizar Extremadura, seguro que no le ponían tantas pegas), están los principios éticos que dicen claramente que la ciudadanía es soberana y no hay nada, ni patrias putas ni sucias banderas, por encima de su, soberana, voluntad.
Si estoy en un club tengo que aceptar las decisiones de la mayoría. Y si no estoy de acuerdo, salgo del club. Y si no me dejan salir, si me obligan a quedarme (apelando quizá a sus estatutos, normas internas o la opinión del santón de turno), no es club sino
secta.
Igual que tengo que pedir consentimiento a otra persona para entablar una relación, pero no es necesario su consentimiento para romperla. Ley del
divorcio.
Lo mismo, entre Estados, se llama
autodeterminación. Derecho a unirse de común acuerdo o a romper esa relación si así lo estima una de las partes.
De hecho, si Zapatero o cualquiera de sus antecesores tuviera cultura democrática, no debería haber esperado a que Ibarretxe propusiera la consulta popular; ante la menor duda de que parte de la ciudadanía no encontraba acomodo dentro del Estado Español, debería haber él mismo planteado una consulta y, de confirmarse esta voluntad, disponer de los mecanismos para que la secesión se llevase a cabo de la forma más provechosa y menos traumática para las partes.
Igual que si creyese que mi compañera no se está a gusto en mi compañía se lo preguntaría CUANTO ANTES y, de ser cierto y las diferencias irreconciliables, tendríamos que afrontar la separación de forma civilizada. Si la forzase a quedarse, actuaría como un bruto machista y, además de arruinar su vida y aplastar su libertad, arruinaría la mía compartiendo camino con una compañera que me sigue a regañadientes y porque no tiene otro remedio.
La libertad nace de la voluntad, y sin una ni otra, por la fuerza (de la ley, de las armas o de las costumbres), no puede existir una convivencia en armonía.
Si no existe esa libertad de coger la puerta cuando se estime conveniente, en el matrimonio o en la política, existe
opresión, forma de violencia que niega el derecho a cada persona o pueblo a decidir sobre su futuro.
Me cago en la puta ikurriña. Me cago en la puta rojigualda.
Todas ellas putas, ninguna sagrada. Lo único sagrado es la libertad, de una persona o un pueblo.
Por la libertad.
Por la democracia.
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democracia. (Del gr. δημοκρατία).
1. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.
2. f. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.
DÉMOCRATIE, subst. fém.
INSTIT. et
POL.
Régime politique, système de gouvernement dans lequel le pouvoir est exercé par le peuple, par l'ensemble des citoyens
Democracia (lat.tard.
democratia(
m),id) s.f
1.Forma de goberno na que o pobo exerce a soberanía.
2. Doutrina política que exerce este sistema de goberno.
3. País gobernado deste xeito.
4. Sistema político baseado no recoñecemento da decisión da maioría emitida a través das eleccións.
Demócrata (de democracia) adx. e s.
1. Partidario da democracia
2. Persona que practica a democracia
Democrático -a (gr.
demokratikós, id.) adx. Acorde cos principios da democracia.