29 de septiembre de 2006

Tu otro banco

28 de septiembre de 2006

Bombs over Geneva



Los suizos siempre han sido un pueblo peculiar. ¿Un pueblo? Perdón, han sido tres pueblos, cada uno con una lengua y tradiciones diferentes, pero con una peculiaridad: su oportunismo.

Como viven encaramados en altas montañas, nos ven al resto de los mortales de arriba a abajo, con superioridad. Así, mientras Europa se desangraba en guerras, los suizos permanecían al margen, guardando los dineros de unos y otros. Me recuerda a cuando dos tíos quieren darse de ostias y le dan los objetos de valor y las chaquetas a otro, para que se los guarde en la pelea. Cuando acaba la pelea, de lo que le dieron faltan cosas. Pero ninguno de los dos contendientes está en posición de reclamar nada, claro.

Yo nunca he estado en Suiza, pero todo el mundo que va, remarca dos cosas de sus gentes: lo limpias que están las calles, y lo parecida que es la policía suiza a las SS.

Si tuviera que definir a ese país con una palabra sería: HIPOCRESÍA. Una sociedad que se escandaliza ante nimiedades como escupir en la calle (de mear o echar la raba, mejor ni hablamos), y sin embargo deben su prosperidad a ser una especie de cueva de Ali Baba donde los más de 40 ladrones que hay en Europa guardan el producto de sus robos. Unas veces robos legales, empresarios que extraen el dinero de una sociedad para luego "deslocalizarlo", es decir, llevárselo a un paraíso fiscal. En resumen, empobreciendo la sociedad que parasitan. Otros casos, el dinero que se acumula en los bancos suizos es el fruto de pura y simple delitos organizados, actividades mafiosas y criminales.

Sin embargo, los suizos son como una puta muy limpia, que basa su honra en la limpieza de sus sábanas.

Hipócritas. Su prosperidad está cimentada en nuestro trabajo y explotación. Suiza, refugio de nazis mientras tengan dinero, refugio de todo criminal con tal de que sea correcto, educado, limpio y se comporte en sociedad.

Ahora los suizos han echado cerrojazo a sus fronteras, en una política que recuerda a la racista de la australia de hace décadas.

Aunque en eso, para qué negarlo, nosotros somos también un tanto suizos, esto es, hipócritas e interesados. Inmorales que ponen precio a su honra en varias divisas.

Porque a fin de cuentas, la política de extranjería de nuestro muy progre gobierno viene a ser la misma. Eso sí, tienen complejos en reconocerlo. Los suizos se curaron de ataduras morales hace muchos años.

El principio es el mismo: los extranjeros son buenos...cuando hacen falta como mano de obra barata. Si no, que se pudran en su casa porque, en la nuestra, afean el paisaje. Esclavos, los justos y necesarios para que el sistema funcione.

No es que seamos racistas. No, no es eso. No es cuestión de raza, que si viniese Michael Jordan o Clarence Seedorf bien que les comíamos a polla. No, no nos gusta que vengan inmigrantes porque son pobres. Y todo el mundo sabe que la pobreza es una enfermedad contagiosa, entonces mejor no tener mucho contacto con ellos, no se nos vaya a pegar algo. Sin ir más lejos, es lo que ocurre en Galicia con los portugueses, y bien claro está que no son una raza distinta. Es más, es que somos lo mismo, sólo que ellos supieron mantener su independencia de la voraz Castilla (¿porqué en los libros de texto post-franquistas no se menciona Aljubarrota?).

Pero vamos, que el desprecio es moneda de cambio, unas veces se da, otras se cobra; y si no, podemos ir a Francia. O peor aún, a Inglaterra (no comprendo como Hitler no nació inglés).

Que vengan negros en patera es un problema muy serio, y todo estado tiene derecho a defender sus fronteras. El negro muerto de hambre hace feo en las calles, quita el trabajo a los españoles. Sin papeles no hay trabajo, sin trabajo no hay papeles. Círculo vicioso que ningún ministro le alcanza a comprender. Tiene que venir con contrato de trabajo de su país, pero...¿quién contrata a una persona sin ni tan siquiera verle la cara? La gran mentira.

No queremos ver al negro. Al hombre negro. Pero sí que queremos el negro petroleo. Las mujeres bien no rechazan los negros diamantes, aunque estén ensangrentados. También es negro el cobre, el uranio y el gas. No, el gas no, que es moro. El Niobio del Congo y el Manganeso de Gabón, el Titanio de Kenia, que no sólo hay cebras y leones; y el germanio de Namibia. Quién iba a decir que Dios regalaría semejantes rarezas minerales a negros que no saben valorarlas. Para eso nos puso Dios sobre la tierra, a nosotros, al hombre blanco: para hacernos con ellas y dar a cambio sólo muerte y corrupción.

De sudamérica sí que nos interesan más cosas: los mangos y las papayas, la samba, la salsa y el ballenato. Y las mulatas que alegran los puteríos de media Europa. Se ve que para follar no somos tan racistas. O si, visto el éxito que tienen las rumanas...

Nos estamos haciendo europeos. Y la esencia de europa está en Suiza. Cada día somos más suizos, complacientes en nuestra urnita de cristal, de espaldas al resto del mundo. Que se maten ellos, que nosotros hacemos negocio. Si vemos que alguien nos ensucia nuestro lindo jardín, que perturba las aguas de nuestro lago artificial...lo echamos! Billete de avión y apáñatelas! Cada uno en su casa, y los españoles, primero.

Eso sí, cuando un político honrado (rara habis) de un país pobre decide hacer lo mismo en su tierra, y quitar las manos ajenas de los recursos naturales, ponemos el grito en el cielo. Para el morito hay fronteras, y vallas electrificadas, y alambres de espino...pero para REPSOL no. Cuando se trata de multinacionales, vivimos en un mundo libre y globalizado. Para qué crear más fronteras. No, no. Fronteras abajo. Cuando viene la competencia del tercer mundo, que puede arruinar a nuestros agricultores...alza la muralla, como decía el estribillo de la canción (que por cierto, no es de los monitos que estáis pensando, sino de Quilapayún sobre poema de Nicolás Guillén, esos monitos no han hecho más que traducir algunas y reintrepretar otras, su aportación a la historia de la música es la misma que la mía al apasionante mundo de la taxidermia en artrópodos y coleópteros).

Somos suizos, esto es, hipócritas. España para los españoles. Y el petroleo boliviano, también para los españoles. Y las telecomunicaciones argentinas, y el gas argelino...

Ah! Como siempre, dejo para el final explicar el título de este baralle. Es fácil: las bombas siempre caen en la casa del pobre. ¿Por qué para variar no caen una vez en casa del rico? ¿Os imaginais un bombardeo sobre Ginebra? Esos niños rubitos y sonrosaditos yaciendo desmembrados por las calles.... ¿Espantoso, verdad? Entonces...¿por qué lo permitimos en otras partes del mundo? ¿porque nos resulta rentable?

Pues más rentable nos resultaría ver a los tanques franceses tomando la curva de Loewe o de Saint Devote en Mónaco. Al ejército alemán tomando el palacio del príncipe Hans de Liechtenstein. La flota inglesa barriendo con la artillería las islas de Jersey, Guernsey y demás islas del canal. Los carabinieri entrando en San Marino, baterías españolas disparando sobre Andorra...

Ya va siendo hora de acabar con esas anormalidades políticas que funcionan como sumideros de capitales, pozo sin fonfo, agujero negro, que devora los productos de la explotación empresarial y otros robos no legales. Donde se esconden las fortunas de nuestros muy patriotas deportistas, hombres de negocios, tonadilleras y demás canalla. Siempre con España en el corazón pero con residencia en el Reino Unido.

Ya está bien de paraísos fiscales. Ya basta de tanta tontería, que viven del cuento y encima se permiten poner a un machaca en la puerta para que sólo deje pasar a los niños guapos, como en las discos de moda. Suiza se divide (por las buenas o por las malas) en tres regiones, un cantón para cada estado según afinidades étnicas; y a otra cosa, mariposa.

Ah! Y una vez normalizada la situación, quien quiera ir a recuperar su dinero, con el carnet de identidad en los dientes.

25 de septiembre de 2006

Clavijo



Hace unos días estuve dándome una rulo por el castillo de Clavijo. Mis pobres conocimientos de historia sólo me llegaban a recordar que ahí se había producido la primera gran victoria de los reyes cristianos contra el invasor musulman.

Según nos han contado la historia durante siglos, la historia oficial, bendecida por la curia y los historiadores (los de la Universidad de Navarra, supongo, los mismos que dicen que la homosexualidad es una enfermedad y que la represión franquista es un mito) viene a ser, de modo sucinto:

En el curso de una batalla en la que se enfrenta el rey Ramiro I (el del palacio del Lillu, subiendo al Naranco, creo recordar) a las huestes de Abderramán II, se aparece el apóstol Santiago sobre un caballo blanco, haciendo gran carnicería sobre los infieles. Con esta providencial ayuda, los cristianos dan la vuelta a una batalla que tenían perdida por la abrumadora superioridad del enemigo. Desde entonces queda asociado el apóstolo a la idea de Reconquista y Guerra Santa contra el Islam, y se le concede el honor de ser el patrón de España, de una España cristiana porque no puede haber otra, porque así fue creada en la noche de los tiempos. España católica e intemporal.

Vamos, supongo que en mi cabeza me imaginaba Clavijo como algo así:



La realidad es algo más modesta. En vez de la fortaleza que aparece en el cuadro, me encontré con un castillito encumbrado en una peña



Mientras lo rodeaba, subía por sus muros y oteaba Logroño allá abajo en el llano, me acordaba de la leyenda y me extrañaba ante la posibilidad de que en ese escenario se hubiera desarrollado una batalla campal.

Si el ejército cristiano (un puñado de hombres, unos pocos cientos todo lo más) hubiera alcanzado esa posición defensiva, jamás se hubieran planteado abandonarla para luchar cuerpo a cuerpo contra un rival más numeroso. Los hombres de Abderramán habrían tenido que asaltar ese castillo, y Ramiro y su gente se habrían defendido como perros acorralados. Así de poco gloriosas suelen ser las guerras.

Por lo tanto, la idea del apóstol Sant Iago lanzándose al galope a cortar cabezas de infieles se me antojaba un dislate: habrían ido los dos, apóstol y albo rocín, rodando ladera abajo. Indecoroso final para tan importante personaje, improbables circunstancias.

Llegado a casa me puse a indagar sobre el bélico hecho y...¡Oh, sorpresa! la Batalla de Clavijo, cantada por mil poetas del nacionalismo español, narrada en los libros de texto del franquismo al lado de la imagen del apostol a caballo...NUNCA TUVO LUGAR!.

Es una farsa inventada por los monjes de Cluny tres siglos más tarde para lanzar el culto a la tumba del Apóstol y justificar las tremendas ventajas que recibía la Iglesia.

Extraído de ésta interesante página:

...Ramiro I instituyó «el voto de Santiago», por el cual se ofrecían al Apóstol las cosechas y el botín de guerra. El voto se cumplió religiosamente hasta el año 1812, en que fue abolido por las Cortes de Cádiz después de vivas críticas. Restaurado en 1936, más bien con un pensamiento religioso, sus antiguos privilegios no han tenido efectividad en los tiempos actuales; sin embargo, la devoción por el Santo es una tradición, por lo que figura como patrón de España.
En Calahorra aparece suscrito el denominado «Diploma de San Ramiro», en 25 de mayo del 844, instituyéndose el mencionado voto:
«Hicimos voto... de pagar perpetuamente cada año a manera de primicias de cada yugada de tierra una medida de la mejor mies, y lo mismo del vino... Concedimos también... que de todo el botín que en cada una de las expediciones cogieren a los sarracenos, den con toda exactitud a nuestro glorioso patrono Protector de España tanta parte y porción como corresponde a un soldado de a caballo».


En resumen, la intervención divina de la batalla de Clavijo fue una patraña. Pero es que la misma batalla de Clavijo es una invención interesada de un clero demasiado codicioso. Y yan dos, porque hay que tener mucha fe para comulgar con lo de la balsa de piedra, y la misma presecia de Santiago el Mayor en la península.

Así pues, toda la marea de borregos que se dirigen a Compostela cada año, lo hacen tras el trastro de una gran mentira. Toda esa maravilla de la arquitectura, levantada sobre la cripta que da acceso a los restos del apóstolo, todo ese movimiento de gentes, de pensamiento, de riquezas...está construído sobre los huesos de un hombre, probablemente un jefe local, que no oyó hablar en su vida de un tal Jesús de Judea. Ni probablemente lo haya necesitado, ni su vida fue menos honorable, ni sus actos fueron peores por tal desconocimiento.

Suena sarcástico, que miles de crédulos de media Europa acudan a recibir la bendición al lado del sepulcro de un pagano.

Pero hoy, como ahora, de la veracidad de la hsitoria poco se dice, porque a quién le interesa la ciencia histórica si las leyendas se ajustan mejor a nuestros fines. ¿a quién le importa la verdad? ¿Y qué si el Cid era un mercenario que unas veces brindó sus servicios a nobles cristianos y otras a nobles mahometanos? ¿A quién le importan las palabras de Ortega: "una reconquista de siete siglos no es una reconquista"? No es importante saber que antes que una guerra entre cristianos y musulmanes, hubo enfrentamientos de todo tipo por la supremacía de unos reyezuelos sobre otros, que muchas veces cristianos y musulmanes lucharon juntos, como cuando defendieron la península de la incursión del campeón de la cristiandad, Carlomagno, y de ahí lo de Roldan y Carlos Martel...

Que incluso cuando éste espíritu de guerra santa estaba bien asentado entre las tropas cristianas, fueron expulsados del frente soldados cruzados francos, por su empeño en cubrir el campo de sangre musulmana.

Cómo lo más glorioso no fueron las guerras que libraron unos príncipes contra otros, sino las enormes etapas de buenas relaciones y coexistencia pacífica que durante 700 años llevaron gentes de las tres religiones monoteístas (que son una sóla) en éste espacio de diversidad étnica que fue la Península Ibérica.

Vivamos en la mentira y en la ignorancia, que permite comentarios como los del miserable bigotudo sin caérsele el bigote de vergüenza.

Páginas que me han gustado sobre el Apóstol, la Batalla de Clavijo y el Camino de Santiago:

Batalla de Clavijo
Entre mito, historia y literatura
Lo imaginativo y lo real en la figura de Santiago

23 de septiembre de 2006

La pesadilla de Darwin



Estupendo documental que echaron ayer en La 2, muy recomendable.

Si no lo pudisteis ver, mirad en la mulita.

21 de septiembre de 2006

San Martín y el mendigo

Os presento unas fotos de un capitel en la iglesia de la localidad de San Martín de Unx, en la que se narra el episodio más conocido de la vida del santo patrón: en una noche de invierno, cuando Martín estaba revisando los puestos de guardia, se encontró con un menesteroso transido de frío. Martin, joven piadoso, rasgo con su espada el manto y lo compartió con ese hombre. A la noche siguiente soñó que Cristo, vestido con el medio sayo que Martin le había dado al pobre, le agradecía su acción.

Aquí vemos a San Martin a caballo, como era propio de su posición de oficial del ejército romano.


Y continuando en la otra cara del capitel, estoy yo, quiero decir, el mendigo, recibiendo en cueros el obsequio, agradecido a su benefactor.


Ciertamente la acción del joven oficial ilirio es una muestra de misericordia y bonhomía. Desde la Iglesia, mucho antes de los sucesivos cismas que la llevaron a ponerse apellidos, todos ellos creyéndose los legítimos sucesores de Pedro y tratándo a los demás como hermanos extravidados de la fe y la verdad (que en religión, vienen a ser lo mismo, o al menos causa y consecuencia). Desde la Iglesia, digo, se promovió este ejemplo de generosidad (el joven Martín tendría otros muchos a lo largo de su vida, o eso dicen).

La práctica de la limosna es común con otras religiones, sobre todo, la islámica. El corán no critica la acumulación de riquezas (no podría hacerlo Mahoma, pues tenía protectores ricos), pero sí repetidamente su ostentación.

La generosidad es, en todo el mundo, una muestra de buen caracter, de persona noble y honrada. Las religiones lo único que han hecho es ponerlo por escrito.

Ahora bien, la diferencia es que no estamos en tiempos de Cristo, ni de Mahoma. Estamos en el siglo XXI y ha habido un avance en el pensamiento.

En la leyenda queda claro que Martin da la capa por propia voluntad, porque así lo quiere, porque es muy bueno, santo y generoso él. Y lo que no acaba de esclarecerse: si lo hace porque a su dios le place, o si lo hace por ayudar a un hermano. Es decir, si su dios le hubiera dicho en sueños: -"Mata a ese mendigo"...¿Qué habría hecho?

¿Amaba a Dios o al hombre?

En ningún momento la Iglesia (ni el Islam) se cuestionan la legitimidad de nuestro pequeño Martin de ir montado a caballo, bien vestido y alimentado. Lo que es suyo es suyo: punto. Podemos discutir sobre si Cristo es Dios (Concilio de Nicea), pero no sobre la legitimidad de la propiedad privada.

De hecho, a aquellos cristianos que lo hicieron (dulcinianos, fraticelli...), se les torturó hasta la muerte, persiguiéndolos como no perseguían a los paganos o infieles. La Iglesia puede tolerar que blasfemes contra su dios, pero no que cuestiones el caracter divino de la riqueza: Quien es rico lo es porque Dios quiere, Dios se lo ha dado y ¡ay! de quien se lo quite.

Si el Cristianismo es lo que es, y no pasó a la historia, es precisamente por haber sabido defender los intereses de los poderosos, dándoles esperanzas a los humildes. Ese sí que es un verdadero milagro, contentar a quienes tienen intereses antagónicos.

En resumen, la visión del cristianismo sobre esta feliz leyenda de San martiño es que el chaval le dió la mitad del sayo al menesteroso porque quiso, sin ninguna obligación, ya que la capa era legítimamente suya. Por eso es un acto generoso: porque es voluntario.

Luego llegó la Ilustración, y hubo quien empezó a preguntarse (entre otras cosas malvadas, Voltaire es verdaderamente el anticristo): ¿Y porqué Martín tenía un caballo, una buena pelliza, un estómago bien lleno...y el mendigo no?

¿Porque Dios así lo había querido? Contestación válida para el siglo II pero no para el siglo XVIII. MAAAAAHHH. Error.

¿Porque se lo había ganado, ya que había trabajado mucho y era muy listo? Pues va a ser que no, Martin entró en el ejército directamente como oficial, ya que su padre era tribuno militar. Era miembro de la aristocracia, vamos.

Ya sabemos pues porqué Martín iba a caballo y bien vestido. Lo que no cuenta la historia es porqué el pobre era pobre. Los "neocon" dirían que seguramente se lo merecía, sería vago o torpe, y en su mundo ideal en el que el que se lo merece medra, un pobre es punto menos que un apestado. Su situación es, por lo tanto, en ese mundo irreal: justa. Los que sabemos más del mundo nos imaginamos el porqué ese hombre andaba en harapos y con el estómago vacío.

Y después de la Ilustración vinieron las corrientes filosófico-sociales, que explicaban que precísamente porque Martín y su clase iban a caballo, vivían en palacios y se llevaban una vida regalada, es porque había pobres. Unos privilegiados que acumulan capital a costa de la explotación de la fuerza de trabajo del pueblo. Si no hubiera pobres, no habría ricos, pues no habría quien te trabajase por cuatro perras porque tiene que pagar la hipoteca (pues también hace 17 siglos los trabajadores vivían endeudados, el sistema de esclavitud por deudas no es nuevo).

Por lo tanto, según el pensamiento marxista, Martín dió al mendigo mucho menos de lo que le debía. Es más, ese reparto no debe ser hecho voluntariamente, esperando la buena disposición del que da la limosna, sino que debe ser el Estado el que redistribuya esa riqueza, limando las irregularidades (léase injusticias) que un sistema de libre mercado comete.

El marxismo pues, analiza la situación de forma diferente, y concluye que Martín, aunque buena persona, tenía algo que no le correspondía, y por lo tanto, robado. Ni mucho menos con su buena acción quedó reparado el daño, ya que las circunstancias seguirían siendo las mismas, el pobre pasaría de esa noche pero seguiría siendo pobre, y el ejército suministraría a Martín otra capa entera. Hay en este ejemplar relato una circunstancia de injusticia, que no se resuelven con la limosna sino con la revolución social y un estado socialista.

Pues si buena persona era el Cristo, pero no tanto, cuando decía eso de "pobres siempre los habrá entre vosotros", y prefería que le ungiesen con óleos caros a distribuir unas monedas entre los necesitados (acciones por lo demás igual de inútiles), mejor persona era Lenin, que no aceptando esa maldición, procuró que en su tierra no los hubiera. Si no lo consiguió totalmente, si el avance fué grande. Dos décadas de socialismo lograron lo que 14 siglos de cristianismo en Rusia no habían logrado. O mejor dicho, lo que 14 siglos de Iglesia habían remachado. No olvidemos la Iglesia, en este caso la ortodoxa rusa, defendía, entre otras aberraciones, la esclavitud. Hasta el punto de excomulgar a Tolstoi cuando emancipó a sus mujiks, dejando bien sentado que esclavitud y cristianismo eran una misma cosa. O mejor dicho, que la Iglesia es el legitimador espiritual de los poderosos.



El rico es ladrón o hijo de ladrón, que decía un santo católico. No lo debió decir muy alto, o no hubiera acabado en los altares sino en el camposanto, si es que ahí hubieran permitido depositar los quebrados huesos de semejante hereje.

Nuestro dulce Martín era de los segundos. Puede que ni su padre haya sido el ladrón, que viniera de familia y, generación tras generación, siguieran aprovechándose de su situación privilegiada para seguir robando, es decir, acumulando capital.

Que trabajando nadie se hace rico, eso lo sabe todo el mundo. No es el rico el que quiebra su salud quebrando su salud en la mina, o arriesgando su vida en el andamio. No es él el que va detrás de la yunta de bueyes, ni el que llora cuando llueve cuando no toca. O no llueve. Es el pobre el que más trabaja, para salir un día de su pobreza y, sólo con suerte y toda una vida, lo logra. Hay otros que, trabajando desde que levantan dos cuartas del suelo, y nunga les abandona la miseria. Y luego hay quien diga que quien es pobre es vago...¡qué poco saben de las cosas del mundo!

También hay quien dice que no sólo es trabajo, que también es inteligencia. Lo cierto es que yo no conozco a ningún multimillonario inteligente. A lo sumo, en el mundo de hoy, una persona inteligente, y que haya tenido posibilidades para desarrollar sus capacidades, a lo sumo que aspira es a una vida confortable de clase media. O a eso aspiraban nuestros padres, y no sigo hablando del mileurismo porque total, para que hurgar más en la llaga.

De nuevo la prueba nos la da el mundo: tanto genio que ha muerto en la necesidad. Por no decir tanto genio que no pudo llegar a serlo por nacer en un continente equivocado, o sin nada que cuelgue entre las piernas. Aunque una cosa es segura: si es rico, no es inteligente. Nadie verdaderamente sabio le daría mayor importancia al dinero, más allá de librarle de privaciones.

20 de septiembre de 2006

Un cuento



El entierro del hombre que estaba vivo

En un pueblo de los Ancares iban a enterrar vivo a un hombre que no tenía ni para comer. Cuando lo llevaban al cementerio, tumbado en una escalera, se encontraron con un vecino que, extrañado, les preguntó:

-¿A dónde lleváis a este hombre?

-¡Vamos a enterrarlo, pues no tiene nada para comer! -respondió la comitiva

-¡De ninguna forma! Bajadlo, que yo le daré trigo.

Ante estas palabras, el muerto de hambre levantó la cabeza y preguntó:

-¿Cocido o sin cocer?

-¡En grano! -le respondió el paisano

-¡Pues luego, que siga el entierro! -dijo el muerto de hambre, tumbándose de nuevo en la escalera y dando por terminada la conversación.

6 de septiembre de 2006

O Courel


La risa






El recuerdo






Curiosidad






Conversando en el tiempo






Sudario










Y por último, y es que no me puedo contener:

Pedazo de mierda

No había sitio mejor para hacer un basurero, no. Canta poco, la mierda embolsada de azul y blanco, la bandera gallega deconstruída con desperdicios.

A la vuelta, el incendio de Quiroga, que no era exáctamente en Quiroga, sino en la parte Sudeste del Courel. No saqué fotos porque ya tengo toda una colección de ellas, y ya os tengo aburridos a todos mostrándolas.

Era inmenso, el mayor del verano, pero no el único. Hacia Ponferrada había otro, y cruzando el Sil, enfrente de Quiroga, otro, muy menor pero al lado de las casas, supongo que como maniobra de diversión, poco divertida, para mermar efectivos en el grande.

Han tardado 6 días en apagarlo, con 34 helicópteros y 3 hidros. En la tarde de ayer hubo 19 nuevos incendios (en estas cifras, no se cuentan los distintos focos, que los suman como un sólo incendio, ni los conatos de incendio, con superficie quemada de menos de 1 Ha).

A esta hora, siguen activos dos en la zona del Barco.

Galicia profunda, profundísima...